La revista Psicothema fue fundada en Asturias en 1989 y está editada conjuntamente por la Facultad y el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias. Publica cuatro números al año.
Se admiten trabajos tanto de investigación básica como aplicada, pertenecientes a cualquier ámbito de la Psicología, que previamente a su publicación son evaluados anónimamente por revisores externos.
Psicothema, 2002. Vol. Vol. 14 (nº 2). 476-482
José Manuel Andreu Rodríguez, Mª Elena Peña Fernández y José Luis Graña Gómez
Universidad Complutense de Madrid y CES San Pablo - CEU
El principal objetivo del presente estudio fue analizar las propiedades psicométricas del Cuestionario de Agresión (AQ) (Buss y Perry, 1992). Este cuestionario, ampliamente utilizado en multitud de estudios sobre el comportamiento agresivo en jóvenes y adolescentes, constituye una de las técnicas de auto-informe más avalada para la medición específica de dos tipos de agresión: la física y la verbal, y de dos emociones relacionadas con la agresividad de los sujetos: la ira y la hostilidad. A tenor de los resultados obtenidos en relación a sus propiedades psicométricas en una amplia muestra de sujetos pertenecientes a diferentes centros educativos de la Comunidad de Madrid (1.382 sujetos, 49,9% varones y 50,1% mujeres, con edades comprendidas entre los 15 y los 25 años), la versión española del Cuestionario de Agresión permite evaluar, con las suficientes garantías psicométricas, diferentes niveles de agresividad, ira y hostilidad en jóvenes y adolescentes.
Validation of the spanish version of the aggression questionnaire. The main aim of this study was to analyze the psychometric properties of the aggression questionnaire (AQ) (Buss and Perry, 1992) using a large sample of students from different educational settings in the community of Madrid (N= 1.382, 49% males & 51% females. This questionnaire, which has been used extensively in many studies of aggressive behavior in youths and adolescents, is one of the most valid self-report techniques to assess two types of aggression: physical and verbal; and two types of emotions associated with aggression: anger and hostility. The results of this study provide psychometric support for the use of the Spanish version of this questionnaire as a reliable and valid instrument to assess different levels of aggression, anger and hostility in youths and adolescents.
El Inventario de Hostilidad de Buss-Durkee (BDHI) (Buss y Durkee, 1957) es una de las medidas de autoinforme más usadas a nivel internacional. Sin embargo, y a pesar de existir suficiente evidencia empírica acerca de su validez de constructo, Buss y Perry (1992) construyeron un nuevo cuestionario denominado Cuestionario de Agresión (Aggression Questionnaire –AQ–). El motivo principal fue que las sub-escalas del BDHI fueron construidas a priori y, consecuentemente, los ítems fueron asignados a cada una de las escalas en función de su aparente validez. El Cuestionario de Agresión está en parte basado en el propio BDHI. No obstante, para cumplir con los criterios psicométricos actuales, las escalas del AQ fueron elaboradas con un mayor rigor metodológico.
El Cuestionario de Agresión ha sido ampliamente aplicado en multitud de países, entre ellos Gran Bretaña (Archer, Holloway y McLouglin, 1995), Holanda (Meesters, Muris, Bosma, Schouten y Beuving, 1996), Eslovaquia (Lovas y Trenkova, 1996), Japón (Andreu, Fujihara y Ramírez, 1998; Fujihara, Kohyama, Andreu y Ramírez, 1999; Ramírez, Andreu y Fujihara, 2001) e Irán (Musazadeh, 1999). Si bien, el ámbito de aplicación del AQ ha estado ampliamente limitado a poblaciones de estudiantes, algunas excepciones a esta tendencia general han sido las aplicaciones realizadas por Archer y Haigh (1997) y Williams, Boyd, Cascadi y Poythress (1996) en muestras de prisioneros y militares, y por Morren y Meesters (1999) en adolescentes antisociales bajo un programa de reinserción social.
Además de su fácil manejo y bajo coste de aplicación, este instrumento resulta eficaz en la detección de individuos agresivos en poblaciones generales. Por ejemplo, la escala de agresividad física resulta ser un pronosticador significativo de un mayor número de comportamientos agresivos (Bushman y Wells, 1998), así como altas puntuaciones en la escala de hostilidad, están asociadas de forma significativa con un mayor nivel de ira en respuesta al maltrato personal (Felsen y Hill, 1999).
La versión original está compuesta por 29 ítems que hacen relación a conductas y sentimientos agresivos. Estos 29 ítems están codificados en una escala tipo Likert de cinco puntos (1: completamente falso para mí; 2: bastante falso para mí; 3: ni verdadero ni falso para mí; 4: bastante verdadero para mí; 5: completamente verdadero para mí) y se estructuran en cuatro sub-escalas denominadas: agresividad física, compuesta por nueve ítems, agresividad verbal, compuesta por cinco ítems, ira, compuesta por siete ítems y, finalmente, hostilidad, compuesta por ocho ítems. Buss y Perry (1992) determinaron las cuatro sub-escalas a través de la técnica del análisis factorial exploratorio en una primera muestra de estudiantes, replicando dicha estructura factorial en una segunda muestra de sujetos a través del análisis factorial confirmatorio; lo que añadió mayor validez de constructo a la estructura tetradimensional determinada en la primera muestra de estudio.
Respecto a los coeficientes de fiabilidad encontrados en el estudio original, éstos fueron satisfactorios: desde 0,72 para la escala de agresión verbal, hasta 0,85 para la escala de la agresión física. Por otra parte, la fiabilidad test-retest a las 9 semanas de la primera aplicación osciló entre un coeficiente de 0,20 para la escala de agresión verbal, y de 0,45 para la física.
El objetivo del presente estudio consistió en adaptar el Cuestionario de Agresión a una muestra española de sujetos. Dada la relevancia del estudio de la agresión en sus diferentes formas y el interés social que despierta, se consideró necesario contar con un instrumento de evaluación de la agresión en seres humanos adaptado a nuestro contexto. Para ello, se tradujo al español la versión original del Cuestionario de Agresión, aplicándola posteriormente a una muestra amplia de sujetos de la Comunidad de Madrid con el objeto de determinar las garantías psicométricas, fiabilidad y validez, del instrumento.
Método
Sujetos
La muestra definitiva de estudio estuvo compuesta por 1.382 sujetos. El 49,9% de ellos fueron varones (692 sujetos), mientras que el 50,1% mujeres (690 sujetos). La edad media de ambos grupos fue de 18,77 (desv. típ.= 2,97); estando el rango de edad comprendido entre los 15 y los 25 años. En relación al nivel educativo de los sujetos, el 52,2% (721 sujetos) eran universitarios, el 20,9% (289) de Bachillerato, el 18% (249 sujetos) de Formación Profesional I, y, finalmente, el 8,9% (123 sujetos) de Formación Profesional II. Todos los centros educativos seleccionados pertenecen a la Comunidad de Madrid. Los sujetos que participaron en la investigación fueron voluntarios, asegurándose plenamente el anonimato de sus respuestas.
Procedimiento
Para la adaptación española del Cuestionario de Agresión en jóvenes y adolescentes de la Comunidad de Madrid se siguieron las fases que se desglosan a continuación.
1) Traducción al español del cuestionario original: La traducción al español del Cuestionario de Agresión se realizó a través de un equipo de investigadores con reconocida experiencia en el estudio de la agresión.
2) Se utilizaron 60 estudiantes pertenecientes a diferentes centros educativos de enseñanza universitaria, secundaria y de Formación Profesional de la Comunidad de Madrid con el objeto de analizar cualitativamente el test. El objetivo principal de esta fase fue detectar ítems con mal funcionamiento, así como posibles dificultades de comprensión debidas a una mala redacción de los ítems.
3) El test se aplicó a una muestra de 1382 sujetos pertenecientes a distintos centros educativos con el objeto de obtener una muestra suficientemente representativa para determinar, con las suficientes garantías psicométricas, la fiabilidad y validez del instrumento. Los sujetos fueron seleccionados de diferentes centros educativos de la Comunidad de Madrid en función de las posibilidades de colaboración con los respectivos centros. El muestreo se realizó tomando cada aula como unidad muestral, de tal forma que, una vez numeradas, se seleccionaba cada una de ellas de forma aleatoria hasta llegar a obtener, de esta forma, una muestra suficientemente representativa para realizar la presente adaptación. Una vez rechazados aquellos cuestionarios con datos defectuosos, contestados al azar o con una baja consistencia de respuesta (detectados a través de cuatro ítems con contenido similar que se introdujeron ex profeso en el test de forma que se eliminaba el cuestionario si éste presentaba algún ítem contestado de forma inversa).
Resultados
En primer lugar, el Análisis Factorial exploratorio aplicado (Método de los Componentes Principales y Rotación Varimax) mostró una estructura del test compuesta por cuatro dimensiones. Como se observa en la Tabla 1, dicho análisis factorial arrojó cuatro factores que llegaron a explicar el 46,37% de la varianza total, siendo la saturación de los ítems en cada uno de estos cuatro factores suficientemente elevada (pesos factoriales de los ítems mayores de 0,35 en su factor correspondiente, y menores de 0,35 en cualquier otro factor).
No obstante, tres de los ítems presentaron elevaciones por encima de 0,35 en sus pesos factoriales en otras escalas o factores. En concreto, el ítem 18 «mis amigos dicen que discuto mucho», perteneciente a la escala de agresión verbal, saturó de forma elevada en el factor ira (0,53). El ítem 22 «algunas veces pierdo los estribos sin razón», perteneciente a la escala ira, saturó de forma elevada en el factor hostilidad (0,40); y, finalmente, el ítem 11 «algunas veces me siento tan enfadado como si estuviera a punto de estallar», perteneciente a la escala ira, que saturó de forma eleva en el factor hostilidad (0,46).
Una vez explorada la estructura factorial subyacente al Cuestionario de Agresión en la muestra de sujetos españoles, se pasó a determinar los índices de fiabilidad de cada una de las sub-escalas del cuestionario. La Tabla 2 presenta los coeficientes de fiabilidad, calculados a través del Coeficiente alpha de Cronbah, de cada una de las sub-escalas, así como de la escala total.
Tal y como se observa en la Tabla 2, los coeficientes de fiabilidad obtenidos fueron elevados tanto para la escala total (α = ,88) como para las sub-escalas agresión física (α= ,86) e ira (α= ,77). Para las escalas agresión verbal y hostilidad, sin embargo, la consistencia obtenida fue menor (α= ,68 y α= ,72, respectivamente). Los coeficientes de fiabilidad que se obtuvieron en las muestras originales fueron similares a los obtenidos en la muestra española, aunque en el caso de la agresión verbal, ésta fue menor en la versión psicométrica española.
Para determinar la posible influencia de la edad y el sexo de los sujetos en los niveles de agresividad, ira y hostilidad informados por los sujetos se aplicó, en primer lugar, un MANOVA (Análisis Multivariante de la Varianza) tomando como variables independientes el sexo y la edad, y como variables dependientes la puntuación media de cada una de las escalas que componen el test. La Tabla 3 presenta los estadísticos descriptivos de cada una de estas escalas con sus ítems correspondientes. La Tabla 4 presenta, a su vez, la puntuación media y la desviación típica de cada sub-escala en función de la edad y sexo de los sujetos. La edad aparece agrupada en cuatro grupos con el objeto de discriminar, en la mayor medida posible, la relación entre los diferentes rangos de edad de los sujetos y sus respectivos niveles agresividad, ira y hostilidad auto-informada.
A tenor de los resultados obtenidos en el MANOVA, y una vez comprobados los supuestos paramétricos para su aplicación, se obtuvo un efecto significativo del sexo (F 4,1302= 120,340; p<,001) y de la edad de los sujetos (F12,3912= 15,453; p<,001); así como un efecto de interacción significativo entre ambos factores (F12,3912= 3,10; p<,001); tal y como se puede observar en la Tabla 5. Dicha tabla presenta los contrastes multivariados aplicados, teniendo en cuenta que se tomaron de forma conjunta las puntuaciones medias de las cuatro sub-escalas del cuestionario como variables dependientes multivariantes, y como variables independientes, a su vez, la edad y el sexo de los sujetos.
A tenor de los resultados obtenidos tras los contrastes multivariantes realizados, se aplicaron sucesivos ANOVAS (Análisis de la Varianza) en cada una de las variables dependientes de forma individual (véase Tabla 6). Los resultados obtenidos en estos segundos análisis arrojaron diferencias significativas para la edad y el sexo tanto para la agresión verbal y física, como para la ira y la hostilidad. El sexo afectó diferencialmente a la agresión física, ira y hostilidad de los sujetos, de tal forma que los hombres manifestaron mayor agresión física que las mujeres (2,57 vs. 1,96), mientras que las mujeres manifestaron mayor nivel de ira (2,98 vs. 2,76) y hostilidad (2,87 vs. 2,69). Respecto a la edad de los sujetos, se dio una tendencia generalizada consistente en una mayor presencia de agresión, ira y hostilidad en el grupo de edad de adolescentes de 15 a 16 años. En este sentido, se debe de señalar que el decremento observado de estos niveles en función de la edad de los sujetos, debe ser contrastado por estudios longitudinales para eliminar aquellas variables contaminadoras que afectan a los estudios transversales, tales como la maduración de los sujetos.
Si bien, no constituye un objetivo del presente estudio el análisis del efecto de la interacción entre el sexo y la edad de los sujetos, pero dada su importancia para la explicación de multitud de rasgos de personalidad y comportamientos agresivos (Peña, Andreu y Muñoz-Rivas, 1999; Cardenal y Fierro, 2001), se analizó en relación a las diferentes formas de agresividad tenidas en cuenta. Desde un punto de vista eminentemente práctico, merece destacarse el hecho de que el efecto de la interacción entre el sexo y la edad de los sujetos sólo afectó a las escalas de agresión física y hostilidad. Profundizando un poco más en este efecto, se observó que los hombres, a los 15-16 años expresaron mayores niveles de agresión física que los grupos de 19-20 y más de 20 años de edad (2,93 vs. 2,32; t= 6,76; p<,001 / 2,93 vs. 2,18; t= 8,57; p<,001); mientras que los de 17-18 años mostraron mayor agresividad física que los de 19-20 y más de 20 años (2,83 vs. 2,32; t= 5,97; p<,001 / 2,83 vs. 2,18; t= 8,02; p<,001). Las mujeres, por otra parte, a los 15-16 también mostraron mayores niveles de agresión física que las de 17-18, 19-20 y más de 20 años de edad (2,31 vs. 1,94; t= 5,05; p<,001 / 2,31 vs 1,90; t= 5,09; p<,001 / 2,31 vs. 1,68; t= 8,02; p<,001); las de 17-18 años más que las mayores de 20 años (1,94 vs. 1,68; t= 4,30; p<,001) y, finalmente, las de 19-20 más que las de mayor edad (1,90 vs. 1,68; t= 3,25; p<,001). En relación al análisis de la interacción en cuanto al sexo, los hombres mostraron significativamente mayor agresión física que las mujeres en todos los rangos de edad (2,93 vs. 2,31, t= 6,74; p<,001 / 2,83 vs. 1,94; t= 12,77; p<,001 / 2,32 vs. 1,90; t= 5,45; p<,001 / 2,18 vs. 1,68, t= 6,95, p<,001).
En segundo lugar, centrándose en los niveles de hostilidad de los sujetos, los hombres manifestaron mayor hostilidad a los 15-16 años en comparación con los restantes grupos (2,96 vs. 2,78; t= 2,73; p<,01 / 2,96 vs. 2,54; t= 5,65; p<,001 / 2,96 vs. 2,46; t= 6,99; p<,001). A su vez, los de 17-19 años la manifestaron en relación a los de 19-20 y más de 20 años de edad (2,78 vs. 2,54; t= 3,30; p<,001 / 2,78 vs. 2,46; t= 4,60; p<,001). Sin embargo, en las mujeres, sólo se dio la tendencia general del grupo de 15-16 años que obtuvo significativamente mayor hostilidad que el resto de los grupos de edad (3,03 vs. 2,81; t= 3,44; p<,001 / 3,03 vs. 2,88; t= 2,01; p<,05 / 3,03 vs. 2,75; t= 3,40; p<,001). En cuanto al efecto de la interacción por el sexo de los sujetos, los hombres mostraron significativamente menos hostilidad que las mujeres pero sólo a partir de los 19 años de edad (2,54 vs. 2,88; t= -4,69; p<,001 / 2,46 vs. 2,75; t= -3,53; p<,001).
Análisis de la Validez de Constructo del AQ
Siguiendo las directrices trazadas por los autores originales del Cuestionario de Agresión (Buss y Perry, 1992), y con el principal objeto de analizar en detenimiento la validez de constructo de la versión española de este instrumento psicométrico, además de volver a verificar su estructura tetradimensional, se aplicó un Análisis Factorial Confirmatorio. La Figura 1 presenta el análisis factorial confirmatorio realizado a través de la técnica de modelos estructurales (AMOS, 4.01). Tal y como se puede observar, el Cuestionario de Agresión presenta la citada estructura tetrafactorial en la muestra española objeto de estudio, aportándose, de este modo, mayor evidencia empírica transcultural de su validez de constructo.
Analizando con mayor detenimiento el análisis factorial confirmatorio aplicado, los cuatro factores subyacentes al test se relacionaron significativamente entre sí. Los que más correlación presentaron fueron, precisamente, la ira, la agresión verbal y la hostilidad. Todos los ítems obtuvieron altos coeficientes de regresión estandarizados, exceptuando tres de ellos que fueron poco discriminativos y que, por tanto, redujeron significativamente la bondad de ajuste del modelo propuesto. Estos tres ítems fueron el 23 «desconfío de desconocidos demasiado amigables», correspondiente a la escala de Hostilidad, el ítem 29 «he llegado a estar tan furioso que rompía cosas», correspondiente a la escala de agresión física y, finalmente, el ítem 19 «Algunos de mis amigos piensan que soy una persona impulsiva», perteneciente a la escala Ira. Estos tres ítems fueron los que precisamente obtuvieron una menor correlación con el total de la escala. La Tabla 7 presenta los índices de la bondad de ajuste del modelo propuesto para el Cuestionario de Agresión. Tal y como se observa, todos ellos muestran la suficiente validez y el buen ajuste del modelo tetradimensional propuesto.
Finalmente, la Figura 1 presenta los ítems definitivos de la escala, eliminados los citados con anterioridad, el grado de relación entre los cuatro factores, así como los coeficientes de regresión estandarizados de cada uno de los ítems en función de su pertenencia al factor teórico correspondiente. La Figura 2 presenta la versión española del Cuestionario de Agresión teniendo en cuenta que esta versión incluye definitivamente los ítems anteriormente citados que, aunque reducen la bondad de ajuste del modelo, se han conservado de cara a mantener la composición original del test en 29 ítems. Futuras revisiones del instrumento determinarán la exclusión definitiva de estos ítems o su oportuna sustitución por otros nuevos elementos.
Discusión
La fiabilidad de las cuatro sub-escalas que componen el Cuestionario de Agresión fueron diferencialmente satisfactorias. En primer lugar, se estimó el grado de fiabilidad en relación a la exactitud o precisión con la que las correspondientes sub-escalas estiman el nivel de agresividad física, verbal, ira y hostilidad de los sujetos. A tenor de los resultados obtenidos, la escala de agresión física presentó una mayor precisión, consistencia interna u homogeneidad en su medida, alcanzando un coeficiente alpha de 0,86. El resto de las escalas presentaron unos índices de consistencia interna menos elevados. En concreto, la escala de la ira presentó un coeficiente alpha de 0,77, la escala de agresión verbal obtuvo 0,68 y la de hostilidad de 0,72. Estas dos últimas escalas fueron, respectivamente, las que presentaron una menor consistencia interna. Sin embargo, los índices obtenidos son semejantes a los de la escala original, y tal y como también afirman los autores (Buss y Perry, 1992), la fiabilidad obtenida puede considerarse suficiente de cara a la evaluación de dichos constructos con el objeto de determinar su relación con otros tipos de variables asociadas al comportamiento agresivo en sujetos humanos. No obstante, se ha de tener en cuenta que un aumento del número de ítems en estas escalas mejoraría notablemente sus índices de fiabilidad.
Respecto a la validez de constructo presentada por el instrumento, el análisis factorial confirmatorio, realizado a través de un modelo tetradimensional de ecuaciones estructurales, confirmó que, en términos generales, este cuestionario permite medir de forma válida la agresión física y verbal, la ira y la hostilidad en sujetos españoles. Aunque, tres de sus ítems deben ser re-elaborados en esta muestra dada su baja correspondencia con el modelo planteado, se puede afirmar que, por el momento, es un instrumento con suficiente y contrastada validez de constructo. Los resultados obtenidos por otros autores en las diferentes muestras en las que se adaptó este cuestionario [Archer et al. (1995), así como el estudio original llevado a cabo por Buss y Perry (1992)], también confirmaron que el Cuestionario de Agresión en un medida válida de la agresividad, y dos componentes emocionales de la misma, la ira y la hostilidad.
Se puede concluir, por tanto, que, en primer lugar, el Cuestionario de Agresión resuelve los problemas de constructo y de inconsistencia de algunas de las escalas de su predecesor, el Inventario de Hostilidad de Buss y Durkee (1957). Además, tal y como los autores afirman y se ha podido comprobar en la muestra española, es un instrumento psicométrico que presenta suficiente evidencia empírica que apoya su precisión en la medida y validez teórica en la evaluación de diferentes tipos de agresión (Buss y Perry, 1992).
Finalmente, en cuanto a los efectos de la edad y el sexo en los diferentes tipos de agresión observados, merece destacarse que los resultados obtenidos se corresponden con los obtenidos por otros autores en cuanto a que, en términos generales, los hombres tienden a manifestar mayores niveles de agresividad física auto-informada que las mujeres, tendencia que progresivamente va disminuyendo conforme avanza la edad de los sujetos (Andreu et al., 1998; Buss y Perry, 1992; Archer et al., 1995; Ramírez et al., 2001). De igual forma, este tendencia se ve significativamente reducida en cuanto a otro tipo de emociones y actitudes relacionadas con la agresividad, pero que no son en sí mismas formas de agresión, como es el caso de la ira y de la hostilidad en las que, al menos en muestras españolas, las mujeres informan de mayores niveles (Andreu, 2001).
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