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La revista Psicothema fue fundada en Asturias en 1989 y está editada conjuntamente por la Facultad y el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias. Publica cuatro números al año.
Se admiten trabajos tanto de investigación básica como aplicada, pertenecientes a cualquier ámbito de la Psicología, que previamente a su publicación son evaluados anónimamente por revisores externos.

PSICOTHEMA
  • Director: Laura E. Gómez Sánchez
  • Periodicidad:
         Febrero | Mayo | Agosto | Noviembre
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Psicothema, 2000. Vol. Vol. 12 (Suplem.2). 166-169




ESTILOS DE INTERACCIÓN DE UNA PARAPROFESIONAL Y LA MADRE DE UNA NIÑA AUTISTA

Milagros Damián Díaz

Universidad Nacional Autónoma de México

Este trabajo tiene por objetivo describir las características de comportamiento comunicativo y social de dos adultos en relación con una niña autista, a través de la aplicación de tareas que la niña debe realizar y que están diseñadas según su nivel cognoscitivo y que además, propician la interacción y comunicación entre los adultos y la niña. Todo ello con propósito de perfilar las formas más representativas de interacción y comunicación de los adultos con relación a la niña. Los resultados muestran que la madre difiere en su forma de comunicarse con la niña en detrimento de una buena relación social.

Interactive styles in relation to an autistic child. This paper has the objetive to describe the characteristics of behaviors of autistic’s mother and other adult with training in special education, and to compare them. The episodies of interaction were activities with objects which depend on the cognitive level of the child. The results indicate stadistical significative differences between the adults in relation with the child. The relationship of the mother is not adequate for the social communication development.

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La presente comunicación tiene como objetivo el describir las características de comportamiento que poseen los adultos al interactuar con una niña autista a través de ciertas actividades que corresponden con el nivel cognoscitivo de la niña, con el fin de comparar los estilos de interacción en ambos adultos.

Este estudio surge por la necesidad de indagar ¿a qué se debe que se relacione tanto el autismo con la personalidad de los padres?. Como ya se sabe Kanner (1943), se dedicó a estudiar a los padres de éstos niños a quienes describió con las siguientes características: muy inteligentes, generalmente son altamente calificados como profesionales, insociables, poco comunicativos, formalistas incluso en sus relaciones más íntimas, distantes, obsesivos, perfeccionistas, sin humor, algunas veces extremadamente ansiosos y carentes de calor.

Sin embargo, se ha discutido esta aseveración de Kanner, ya que en estudios posteriores son pocos los que han encontrado resultados similares a los suyos por lo que se cree que algunos de los padres del pequeño grupo de niños autistas que encajan con exactitud en los criterios de Kanner, pueden tener a su vez una forma parcial de autismo. Ante esto Wing y Everard (1982), mencionan que existen personas con las características señaladas por Kanner, pero que de acuerdo con su experiencia, no están tan aisladas o alejadas de la vida, y al igual que los niños autistas tienden a enfrentar los problemas siguiendo las reglas con rigurosidad. Incluso, se podría decir que algunas de éstas personas se aproximan a la descripción que Asperger (cit., en Frith 1991), denominó «psicopatía autista».

Ahora bien, autores posteriores a Kanner han hecho también descripciones de personalidades anormales de tipos muy diversos entre padres de niños autistas, pero estos relatos tienden a ser anecdóticos más que experimentales o epidemiológicos, por lo que la evidencia existente para sustentar las teorías que consideran que ciertas anomalías de los padres son la causa primaria del autismo infantil, no son convincentes. Sin embargo, sí puede hablarse de que existen alteraciones en su conducta; todo ello puede resultar hasta cierto punto «normal» ya que los padres de cualquier niño con desventajas crónicas tienen que sufrir un cambio completo de actitud por lo que se ven ante la necesidad de enfrentar y solucionar una serie de problemas. Muchos de éstos son comunes a los padres de los niños con retraso en general; pero otros son característicos de las familias de niños autistas.

Por lo tanto los estilos de interacción de adultos con niños tienen gran relevancia en la forma en como se conducen, porque de ahí se desprende el origen de algunos comportamientos de índole comunicativo-social.

Método

Sujetos

• Una niña autista de cuatro años y dos meses de edad.

• La madre de la niña de 26 años y perteneciente a un nivel socioeconómico bajo, cuyo trabajo era de doméstica.

• Y una estudiante de la carrera de psicología con entrenamiento en educación especial.

Procedimiento

Se diseñaron actividades a la niña autista según su nivel de desarrollo evolutivo, con las siguientes características:

• Que propiciaran la interacción social adulto-niño

• Que correspondieran al nivel de desarrollo cognoscitivo de la niña de acuerdo a su coeficiente de desarrollo psicológico según lo obtenido en Brunet-Lezine y en el Instrumento de Detección del Desarrollo Psicológico IDDP (Damián, en prensa).

• Que fueran el medio por el cual la niña desplegara capacidades comunicativas dentro de la interacción social (Véase tabla 1 de actividades).

Para la aplicación de las tareas se habló de manera individual con la mamá y la terapeuta y se les modeló la forma en la que habían de realizar cada una de éstas. A ambas se les dieron las mismas instrucciones y el mismo tiempo para la realización de cada una de ellas (4 minutos). Las instrucciones que se dieron a los adultos fueron las siguientes:

• Tendría que llamar la atención de la niña hacia los objetos.

• Podrían permitir a los niños que manipularan los objetos.

• No deberían prestar ayuda a la niña a menos que lo solicitara.

• Deberían motivar a la niña para realizar cada una de las tareas.

Se iniciaron las sesiones y se filmaron hasta el término de la realización de las tareas con cada uno de los adultos involucrados.

Se codificaron los comportamientos de los adultos sobre la base de seis categorías con las siguientes definiciones:

Peticiones, que incluye: petición de información, confirmación de la información, petición de permiso, petición de un objeto y emitir ordenes.

Atención conjunta, que incluye: risa y contacto visual.

Juego compartido, que incluye: descripción de un objeto o evento, imitar, hablar con un lenguaje y entonación de bebé, afirmar, llamar al niño por su nombre y mostrar interés.

Técnicas de enseñanza, que incluyen: ofrecer u mostrar algún objeto, dar ayuda cuando se requiere, corregir los comportamientos de manera adecuada, y tener contactos físicos positivos.

Contexto gestual, que incluye la realización de: gestos deícticos y gestos pantomímicos.

Conductas negativas, que incluyen: corrección verbal agresiva, corrección física agresiva, agresión verbal, reprimir, amenazar y hacer contactos físicos negativos.

Resultados

Una vez registradas las frecuencias de las conductas realizadas por la madre y la terapeuta, a través de un registro de flash (se registraban las conductas presentadas por los adultos en periodos de tiempo de cada minuto, 45 segundos). Se analizaron los datos con el estadístico de Ji cuadrada no paramétrico con peso a las variables.

Los resultados que se presentan en la figura 1,muestran que la madre presentó una alta frecuencia en las categorías peticiones, contexto gestual, y conductas negativas.

En tanto, el adulto paraprofesional presentó puntuaciones altas enlas categorías: atención conjunta, juego compartido y técnicas de enseñanza. Estas categorías representan comportamientos claves para poder llevar a cabo una interacción y comunicación favorables en los niños autistas.Ya que la atención conjunta y el juego compartido son las formas de interacción donde se presentan los principales problemas en estos niños.

La figura 2, muestra de manera más específica la frecuencia de conductas implicadas en la categoría de Peticiones. Como se observa, la terapeuta presentó una mayor puntuación que la madre en las conductas de petición de confirmación, mientras la madre no emitió ninguna de estos comportamientos. En los demás tipos de peticiones, orden, pedir un objeto y petición de información, fue la madre quien las presentó más veces. Solamente, la conducta de ordenar ambos adultos la presentaron con altas frecuencias.

En la figura 3, se pueden observar las conductas realizadas en la categoría de atención conjunta. En ella se muestra que la terapeuta presentó más número de veces que la madre, las dos conductas que involucra esta categoría. Por lo que se presentan diferencias estadísticamente significativas (α < .01).

En la figura 4, se observan las conductas de la categoría de juego compartido, como se aprecia, fue la terapeuta quien realizó más veces este tipo de comportamiento, siendo la descripción de un objeto la que obtuvo mayor puntuación, seguida por la conducta de llamar al niño por su nombre, hablar de una forma infantil (baby talk), imitar, afirmación y por último mostrar interés. La madre por su parte, en esta categoría presentó con mayor frecuencia la conducta de llamar al niño por su nombre, seguida de la forma habla de bebé, descripción de un objeto o evento, y por último el mostrar interés. En esta categoría también se encontraron diferencias estadísticamente significativas (α < .01).

En la figura 5, se observan las frecuencias de las conductas correspondientes a la categoría de técnicas de enseñanza. En ella se muestra que todas las conductas a excepción de corrección, presentan puntuaciones elevadas por parte de la terapeuta, y solamente en la conducta corrección fue la madre quien obtuvo una mayor frecuencia. Por lo que se presentan diferencias estadísticamente significativas (α <.01).

La figura 6, muestra la frecuencia de conductas en la categoría Contexto Gestual. La madre presentó más número de veces el gesto deíctico que la terapeuta, sin embargo, el gesto pantomímico fue la terapeuta quien rebasó a la madre. A pesar de ello no se presentan diferencias estadísticamente significativas.

La gráfica 7 permite apreciar la frecuencia de conductas negativas. Como puede observarse, la terapeuta no emitió ninguna conducta de esta categoría. Sin embargo, la madre, emitió todas las conductas que engloban la categoría: amenazas, agresión verbal, corrección física agresiva y contacto físico agresivo y finalmente las conductas corrección verbal agresiva y reprimendas. Sin embargo, no se presentan diferencias estadísticamente significativas.

Conclusiones

Se concluye que la interacción social terapeuta-niña se caracterizó principalmente por la presentación de sonrisas, contacto visual y físico, la descripción constante de las características de los objetos y la explicación frecuente de lo que la niña debería hacer en cada una de las actividades. De tal manera, que su forma de ínteractuar fue afable, motivaba a la niña a realizar las tareas, mostraba en su momento oportuno la forma correcta en que se debería llevar a cabo las tareas o actividades, en general mantenía una relación acorde con las necesidades y capacidades de la niña.

En tanto, la interacción de la madre-niña se perfilaba más concretamente en el desmedido interés que la madre mostraba para que la niña realizara la actividad, en lugar de mantener una cordial y entusiasta interacción social; lo cual se reflejaba en que no proporcionaba la madre la ayuda que la niña requería para realizar las actividades y cuando intervenía su tono de voz era especialmente bajo y sus peticiones eran demandas más que solicitudes, usaba constantemente las ordenes, llegando a amenazar e incluso a agredirla físicamente.

Lo que a menudo producía en la niña rabietas, resultando así un círculo vicioso. También provocaba en la niña rebeldía y temor, por lo que la niña o bien la ignoraba o emitía rabietas. Algo que era usual era que la madre al amenazarla (fingía que la golpearía con el zapato), la niña realizara algunas actividades para evitar el castigo que le podría imponer la madre. En conclusión la madre no era predicable en su relación con la niña. Puesto que algunas veces la consentía y permitía comportamientos inadecuados.

En contraste es conocido el hecho de que el tipo de interacción que favorece el despliegue de capacidades sociales en niños autistas debe contener los siguientes puntos:

• Acercamientos físicos positivos con el niño dejando a un lado la falsa creencia de que evitan estos niños el contacto.

• Hablarles con firmeza al solicitarles algo, con volumen de voz claro y firme.

• Establecer contacto visual y animarlos con sonrisas, alabanzas y caricias.

• Corregir su conducta procurando no hacer uso de contactos negativos sino captando su atención y modelando lo que se quiere que realice.

• Tomar en cuenta sus limitaciones cognoscitivas, y sobre la base de ellas diseñar tareas o actividades para que se involucre en un episodio interactivo.

• Es básico el fomentar el desarrollo comunicativo verbal a través de gestos asociados con palabras.

• El Llamar su atención hacia los objetos con los que cada niño esta en constante contacto y permitirle manipularlos propicia que el niño conozca el mundo que le rodea.

Brunet, O., y Lezine, I. (1980). El desarrollo psicológico de la primera infancia. Madrid, España: Pablo del Río Editor.

Damián, M. (en prensa). Instrumento de Detección del Desarrollo Psicológico. México, D.F. Ed. Tillas.

Frith, U. (1991). Autismo: una explicación del enigma. España. Alianza Minor.

Kanner, L. (1943). Autistic disturbances on affective contact. Nervous Child. 2, 217-150.

Wing, L., y Everard, M.(1982). Autismo infantil: Aspectos médicos y educativos. España: Santillana.

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