La revista Psicothema fue fundada en Asturias en 1989 y está editada conjuntamente por la Facultad y el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias. Publica cuatro números al año.
Se admiten trabajos tanto de investigación básica como aplicada, pertenecientes a cualquier ámbito de la Psicología, que previamente a su publicación son evaluados anónimamente por revisores externos.
Psicothema, 2004. Vol. Vol. 16 (nº 4). 582-586
M.L. Sánchez-Bernardos, M.A. Quiroga Estévez, M.C. Bragado Álvarez y S. Martín Rey
Universidad Complutense de Madrid
La Teoría de las Discrepancias entre yoes (Higgins, 1987) ha resultado muy fructífera en el estudio de adultos. Sin embargo, pocos trabajos se han ocupado de la adolescencia aun siendo éste un período especialmente sensible a la proliferación de yoes. En este estudio se analiza la asociación entre las discrepancias Real/Ideal y Real/Social y las relaciones interpersonales de una muestra de adolescentes. Los resultados señalan que la discrepancia Real/Ideal se produjo siempre a favor del Yo Ideal y que la magnitud va asociada a evitación de compromisos y autosuficiencia. En el caso de la discrepancia Real/Social, si se produce a favor del Yo Social no existen características de relación específicas, mientras que si es a favor del Yo Real aparece un patrón hostil y desconfiado. En la discusión, se comentan estos resultados y se sugieren nuevas direcciones para el estudio de esta etapa del ciclo vital.
Self-discrepancies and interpersonal relationships in adolescence. The Self-Discrepancy Theory (Higgins, 1987) has become very fruitful when it is applied to adulthood, but there is a paucity of studies dealing with this theory and adolescence even though it is a suitable period of growth for different selves. The aim of the present study is to analyze the relationships among Actual/Ideal and Actual/Social Self-Discrepancies and some interpersonal variables. The results show that these adolescents were more Ideal than Actual and that the Actual-Ideal discrepancy magnitude was associated with a lack of compromise and self-sufficiency. On the other hand, when Real/Social discrepancy is closer to the Social Self no specific interpersonal characteristics emerge. However, when it is closer to the Real Self, a pattern of hostility and lack of confidence in others appears. The discussion deals with these results and new directions for research.
El concepto de Self se ha debatido entre una concepción unitaria o múltiple (véanse Campbell, Assanand y Di Paula, 2003; Katzko, 2003, para revisiones recientes). De entre los posibles aspectos que engloba el concepto, el más respaldado en la literatura científica ha sido el de Self como conjunto de representaciones mentales que versan sobre uno mismo (Epstein, 1991). En esta línea, la Teoría de las Discrepancias entre yoes (Higgins, 1987) se ubica en una larga tradición en Psicología para la cual los estados de falta de armonía entre diversos ámbitos del funcionamiento psicológico producen malestar
Los estudios empíricos derivados de la teoría han considerado las repercusiones que la falta de correspondencia entre la forma en que uno se ve a sí mismo (Yo Real) y diversos criterios o «guías del yo» (Yo Ideal, Yo que Debería, Yo Potencial, etc.) tiene sobre los estados emocionales. De las posibles discrepancias, las más estudiadas han sido la discrepancia Real/Ideal y la discrepancia Real/Debería (Higgins, Bond, Klein, Strauman, 1986; Strauman y Higgins, 1988); dos formas de discrepancia en las que una parte del autoconcepto (el Yo Real o «yo tal como soy») discrepa de un criterio basado bien en atributos deseables (Yo Ideal) o en metas y obligaciones (Yo que Debería). Los resultados de estos trabajos señalan que la discrepancia Real/Ideal está asociada a estados emocionales relacionados con bajo estado de ánimo, tristeza, abatimiento etc., mientras que la discrepancia Real/Debería lo está con emociones de agitación, nerviosismo, tensión, etc. La discrepancia Real/Social (esto es, entre cómo se ve el sujeto a sí mismo y cómo cree que le ven los demás) parece estar específicamente asociada a estados de ansiedad social (Sánchez-Bernardos y Sanz, 1992). Otros resultados, en cambio, no han mostrado patrones de especificidad en la asociación entre tipos de discrepancias y estados emocionales, pero sí han respaldado el resultado más general que asocia la magnitud de las discrepancias a un escaso ajuste psicológico (Bruch, Rivet y Laurent, 2000).
En los últimos años, el modelo original se ha expandido para comprobar su alcance explicativo en fenómenos vinculados al ámbito clínico (Kinderman y Bentall, 1996; Veale, Kinderman, Riley y Lambrou, 2003).
Una edad especialmente proclive a las discrepancias es la adolescencia. En este período de la vida se produce una proliferación de yoes porque los adolescentes empiezan a desarrollar diferentes roles y a formar parte de distintas relaciones (Harter, 1999). A este respecto, algunos trabajos recientes se han ocupado de ir clarificando las dificultades interpersonales que aparecen en este período (Inglés Saura, Méndez Carrillo e Hidalgo Montesinos, 2000), los estilos de afrontamiento en relación al bienestar psicológico (González Barrón, Montoya Castilla, Casullo y Bernabeu Verdú, 2002) o las relaciones entre adolescencia y comportamiento antisocial (Herrero, Ordóñez de la Rosa, Salas Ballesteros y Colom, 2002). Los adolescentes que entran en la Enseñanza Secundaria tienden a experimentar cierta confusión y problemas de auto-regulación y de auto-evaluación, y, además, las discrepancias entre guías inducidas por la familia frente a guías elaboradas por uno mismo pueden estar asociadas a duda, confusión de identidad y rebeldía en la adolescencia (Higgins, 1989).
El objetivo del presente trabajo es analizar diversos tipos de discrepancia entre yoes en la adolescencia, en relación a diferentes formas de relación interpersonal, prestando atención tanto a la dirección como a la magnitud de las discrepancias.
Método
Participantes
En el presente estudio participaron 576 estudiantes de Secundaria de diversos colegios pertenecientes a Talavera de la Reina (Toledo) y a la Comunidad de Madrid. Algunos sujetos no pudieron completar alguna tarea y quedan perdidos en el análisis de datos. Por esta razón, siempre se especifica el número de sujetos. Muy probablemente dado el número total de sujetos empleado en la investigación esta pequeña pérdida de sujetos no afecta a los resultados. De la muestra, el 58,7 % son varones y el 41,3 % son mujeres. La media de edad es de 15,04 años, con una desviación típica de 0,87 (14 años= 30,04%, 15 años= 41,66 %, 16 años= 23%, 17 años= 5%, 18 años= 0,34%).
Instrumentos
Discrepancias entre yoes
Para satisfacer los objetivos del presente estudio se diseñó una medida de las discrepancias entre los dominios: Yo Real, Yo Ideal y Yo Social. Para cada dominio se elaboró una lista de 22 adjetivos seleccionados del listado de adjetivos de Goldberg (1990). Veinte de estos adjetivos rastrean el contenido del modelo de los Cinco Factores de la personalidad. Además, se añadió «atractivo físicamente» e «inteligente» por tratarse de atributos críticos para el modo en el que los adolescentes piensan sobre ellos mismos (Harter, 1999). El orden de presentación de los adjetivos dentro de la lista se elaboró en cuatro bloques de 5, 6, 6 y 5. Cada bloque consta de un adjetivo correspondiente a un factor del Modelo de los Cinco Grandes. El orden de los bloques se modificó para cada uno de los tres dominios del Self, de tal manera que cada bloque ocupara siempre una posición diferente en cada dominio. La tarea del sujeto consistía en estimar en una escala Licker (1 = casi nada; 5 = muchísimo) en qué medida estos adjetivos se aplicaban a él desde los distintos puntos de vista que constaban en el encabezado de la hoja («Yo soy…», «Me gustaría ser…», «Creo que los demás me ven…»). Para la corrección de esta tarea se empleó la diferencia en puntuaciones directas, considerada en este trabajo como una medida de la discrepancia. Las puntuaciones bajas indican baja discrepancia entre yoes y las puntuaciones altas indican alta discrepancia. Las discrepancias consideradas en este trabajo son: Real/Ideal y Real/Social.
Horney-Coolidge Type Indicator (HCTI: Coolidge, 2000)
El HCTI es un cuestionario de personalidad que consta de 57 ítems siguiendo el modelo de K. Horney. Se compone de tres patrones interpersonales: el patrón Complaciente (el que se mueve hacia los demás), el patrón Agresivo (el que va contra los demás) y el patrón Despegado (el que se distancia de los demás). El patrón Complaciente define personas que tienen una gran necesidad de los demás, que anteponen las necesidades ajenas a las propias y que consideran que los demás son mejores (Altruismo, Necesidad de relaciones y Autodepreciación). El patrón Agresivo define personas para quienes el mundo es un sitio hostil, que les gusta sentirse importantes y que entienden que para sobrevivir hay que ser fuertes (Malevolencia, Poder y Fuerza). El patrón Despegado, por su parte, define personas que se distancian de los demás para protegerse, tienden a esquivar los compromisos con los demás y se sienten autosuficientes (Necesidad de soledad, Evitación y Autosuficiencia) .
La consistencia interna (Alpha de Cronbach) y los coeficientes de fiabilidad test-retest de los tres patrones interpersonales son satisfactorios (Complaciente 0,78 y 0,92; Agresivo 0,83 y 0,92; Despegado 0,82 y 0,91, respectivamente). Asimismo, un conjunto de estudios ha puesto de manifiesto relaciones significativas entre estos tres patrones interpersonales y los trastornos de personalidad en muestras universitarias (Coolidge, Moor, Yamazaki, Stewart y Segal, 2001).
Procedimiento
El HCTI fue traducido al castellano por la primera firmante y enviado al autor para ser cotejado con la versión original. Una vez solicitada la colaboración voluntaria de los sujetos, los participantes rellenaron los cuestionarios en grupos de 30-40 en varias sesiones de 30 minutos a lo largo del curso escolar. El orden de aplicación de las pruebas se repartió al 50%: la mitad de los sujetos de cada grupo rellenó, en primer lugar, la medida de las discrepancias y luego el HCTI; la otra mitad rellenó los cuestionarios en el orden inverso.
Resultados
Distribuciones y formación de grupos
En la tabla 1 se presentan los criterios empleados para la formación de grupos, las medias, desviaciones típicas y número de sujetos en cada uno de los dos tipos de discrepancia. Dado que las distribuciones no eran iguales para los dos tipos de discrepancia, se establecieron los criterios por separado (puntos de corte) para cada una de ellas.
Discrepancia Rea/Ideal
Dado que la distribución no se ajusta a la curva normal (Asimetría= 0,377, Error de Asimetría= 0,102; Curtosis= 0,504, Error de Curtosis= 0,203), se constituyeron 3 grupos en función de los percentiles 33 y 66 (Grupo Alto: –96 a –77, Grupo Medio: –76 a –71 y Grupo Bajo: –70 a –44). Como se observa en la tabla 1, la puntuación media total de esta discrepancia es negativa; es decir, todos los adolescentes, incluidos los de baja discrepancia, tienden a tener una consideración ideal de sí mismos mejor de cómo se ven en la realidad.
Discrepancia Real/Social
La distribución tampoco se ajusta a la curva normal (Asimetría= 0,288, Error de Asimetría= 0,102; Curtosis= 1,054, Error de Curtosis= 0,203). En este caso, la distribución de las puntuaciones va de -25 a 28. A la vista de ello, se utilizaron los cuartiles como punto de corte, de tal manera que cada uno de los grupos contiene aproximadamente un 25% de la muestra total (Social Alto: –25 a –6 (Q1), Social Bajo: -5 a -1 (Q2), Real Bajo: 0 a 4 (Q3) y Real Alto: 5 a 28. Los adolescentes «Sociales» (Social Alto y Social Bajo) presentan una discrepancia a favor de la representación social, es decir, la imagen que están trasladando a los demás es mucho mejor que la que ellos consideran que realmente tienen. Por su parte, los grupos «Realistas» (Real Bajo y Real Alto) presentan discrepancias a favor de la representación real, es decir, se ven a sí mismos mejores que la imagen que creen estar transmitiendo a los demás.
Tipos de discrepancia y variables interpersonales
Discrepancia Real/Ideal
La tabla 2 muestra las medias, desviaciones típicas y número de sujetos para cada uno de los grupos de discrepancia Real/Ideal en cada una de las variables interpersonales.
Para comparar los grupos se llevaron a cabo 9 análisis de varianza de un factor. La prueba de Levene fue estadísticamente significativa en necesidad de relaciones (F(2, 572)= 8,30, p<.05) y poder (F (2,572)= 2,82, p<.05). La t de Student para varianzas desiguales puso de manifiesto diferencias estadísticamente significativas entre grupos para estas dos variables: Alto-Medio (t= 4.06, p<0.1 y t= 3.84. p<0.1), Medio-Bajo (t= 2.30, p<.05 y t= 2.58, p<.05) y Alto-Bajo (t= 6.02, p<.01 y t= 6.12, p<.01).
Los ANOVAS mostraron diferencias estadísticamente significativas en función de la discrepancia Real/Ideal en: altruismo (F(2, 572)= 27.14, p= .000), autodepreciación (F(2, 572)= 12.30, p= .000), malevolencia (F(2, 572)= 9.35, p= .000), fuerza (F(2, 572)= 16.15, p= .000), evitación (F(2, 572)= 3.85, p<.05) y autosuficiencia (F(2, 572)= 7.63, p<.01). En el caso de necesidad de soledad no aparecieron diferencias estadísticamente significativas (F (2, 571)= 0.76, p>.05). Los análisis post-hoc (Scheffé) mostraron diferencias estadísticamente significativas en todas las formas de relación interpersonal en la comparación de los grupos extremos (Alto y Bajo). A continuación se detallan sólo las comparaciones que fueron estadísticamente significativas, incluyendo entre paréntesis el valor de la diferencia entre las medias.
Los adolescentes que tienen una imagen ideal de sí mismos muy alejada de cómo se ven en realidad (Altos) se diferencian de aquellos adolescentes en los que su imagen Real e Ideal están más próximas (Bajos) en que son más altruistas (2.96, p<.01), tienen más necesidad de relaciones (6.02, p<.01), supeditan sus propias necesidades a las de los demás (2.96, p<.01), pero también tienen una visión más malévola del mundo (1.89, p<.01), disfrutan con el sentimiento de poder (6.12, p<.01), presentan una cierta actitud de que es necesario ser fuerte para sobrevivir (2.08, p<.01), y son más evitativos (0.75, p<.05) y autosuficientes (1.21, p<.05).
Frente a los bajos, los adolescentes del grupo medio son más altruistas (2.03, p<.01), están más necesitados de relaciones (2.30, p<.05) y anteponen las necesidades ajenas a las suyas propias (1.24, p<.05); también disfrutan con el sentimiento de poder (2.58, p<.05) y tienen cierta actitud de que es necesario ser fuerte para sobrevivir (1.11, p<.05). Los grupos Alto-Medio se distinguen, sobre todo, porque los altos experimentan más necesidad de relaciones que los medios (4.06, p<.01) y exhiben un patrón más agresivo, esto es, confían en el sentimiento de poder (3.84, p<.01) y en la necesidad de ser fuerte para enfrentarse al mundo (0.97, p<.05).
Discrepancia Real/Social
La tabla 3 muestra las medias, desviaciones típicas y número de sujetos para cada uno de los grupos de discrepancia Real/Social en cada una de las variables interpersonales.
La prueba de Levene señaló que las varianzas eran homogéneas para todas las variables, excepto en altruismo (F (3, 571)= 4.57, p<.05), autodepreciación (F (3, 571)= 3.57, p<.05), malevolencia (F (3, 571)= 2.69, p<.05), poder (F (3, 571)= 2.64, p<.05) y necesidad de soledad (F (3, 570)= 2.72, p<.05). Para estas variables, los resultados de las diferencias de medias para muestras independientes mostraron que no existen diferencias estadísticamente significativas entre grupos en altruismo, poder y necesidad de soledad. En cambio, sí existen diferencias en autodepreciación entre los grupos Social Bajo y Real Bajo (t= -2.23, p<.05); en malevolencia las diferencias estadísticamente significativas se producen entre los grupos «Realistas» (t= -3,80, p<.01) a favor de los altos y entre los grupos Social Bajo vs. Real Alto (t= -3,66, p<.01) a favor de los segundos, y Social Alto vs. Real Bajo (t= 1,99, p<.05) a favor de los primeros.
Para el resto de las variables, los ANOVAS pusieron de manifiesto diferencias estadísticamente significativas en: necesidad de relaciones (F (3,571)= 3.72, p<.05), evitación (F (3,571)= 3.03, p<.05) y autosuficiencia (F (3,571)= 4.08, p<.01). No hubo diferencias estadísticamente significativas para fuerza (F (3, 571)= 2.70, p>.05).
Las comparaciones post-hoc (Scheffé) para las distintas combinaciones de grupos puso de manifiesto diferencias estadísticamente significativas entre los grupos «Realistas» (Alto y Bajo) en autosuficiencia (-1.15, p<.05), y entre el grupo Real Alto y los grupos sociales en necesidad de relaciones (Social alto vs. Real alto, 1.24, p<.05) y evitación (Social Bajo vs. Real Alto, -1,06, p<.05). El resto de las comparaciones entre grupos no fueron estadísticamente significativas.
En conjunto, los resultados señalan que no existen diferencias estadísticamente significativas en la manera de relacionarse de los grupos «Sociales», sean éstos Alto o Bajo. Es decir, la magnitud de la discrepancia a favor de la imagen social no parece relacionarse de manera específica con las distintas formas de relación interpersonal.
Por otra parte, la comparación de los grupos «Realistas», esto es, aquellos que consideran que los demás no les ven como son realmente o su representación real es mejor que la que creen que trasladan a los otros, da lugar a diferencias estadísticamente significativas que indican que los adolescentes «realistas altos» tienen una visión más malévola del mundo (patrón de relación Agresivo) y son más autosuficientes (menos Dependientes) que los «realistas bajos».
Discusión
Los resultados muestran que, por lo que respecta a la discrepancia Real/Ideal, todos los adolescentes de la muestra tienen una representación ideal de sí mismos mejor que su representación real. Cuando la magnitud de dicha discrepancia es baja o moderada los adolescentes pueden comportarse como altruistas, querer estar con los demás y sentirse mal si les rechazan («ir hacia el mundo» o patrón Complaciente), o pensar que la vida es lucha, que gana el más fuerte y ser desconfiados («ir contra el mundo» o patrón Agresivo). En cambio, cuando la magnitud de la discrepancia se incrementa aparecen formas de relación en las que, además, los adolescentes tienden a evitar situaciones afectivas con los otros, piensan que no necesitan de los demás confiando en sus propios recursos y sintiéndose autosuficientes («se distancian del mundo» o patrón Despegado). Es como si no estuvieran seguros de cuál fuera el tipo de comportamiento que les ayudara a mejorar su imagen Real para acercarla a la Ideal.
En la teoría de Higgins (Higgins, 1987; Strauman, 1989) las discrepancias Real/Ideal bajas o moderadas constituyen un elemento motivacional importante para un funcionamiento personal adecuado, mientras que las discrepancias grandes van asociadas a características relacionadas con estados depresivos. También Assor y Tzelgov (1987) concluyeron que las personas con escaso ajuste psicológico suelen experimentar grandes discrepancias Real/Ideal y atribuyeron esta relación a la depreciación que estas personas hacen de sí mismas. Estos resultados coinciden con los de Caspi, Elder y Bem (1988), quienes, utilizando datos longitudinales de archivo, identificaron un grupo de adolescentes que respondía a la definición del patrón Despegado. Aquellos adolescentes que en su día mostraban una orientación despegada eran, treinta años después, en comparación con sus pares, más tardíos a la hora de establecer compromisos y de estabilizarse en el trabajo, en el que, además, conseguían menos promoción.
En cuanto a la discrepancia Real/Social los resultados obtenidos señalan que dicha discrepancia puede darse a favor de la representación Real o a favor de la representación Social. Cuando se produce a favor del Yo Social, los adolescentes, altos o bajos, creen que trasladan a los demás una imagen mejor que la que ellos tienen de sí mismos. En estos grupos no aparecen formas de relacionarse que vayan asociadas específicamente a una u otra forma de relación interpersonal. Esta situación psicológica en la que el individuo considera que los demás le ven más inteligente, competente o hábil (en general, mejor) de lo que él se ve a sí mismo se ha conceptualizado como «fenómeno del impostor» (Gerstman, 1999; Leary, Patton, Orlando y Wagoner, 2000).
Alternativamente, la discrepancia Real/Social puede darse a favor de la imagen real. Estos sujetos creen que los demás no les ven como son, esto es, los demás tienen una imagen de ellos peor de lo que realmente son; no consiguen traducir en conducta la imagen que tienen de sí mismos. Los adolescentes «realistas» con baja discrepancia tienen una visión más benévola del mundo y tienden a supeditar sus propias necesidades a las de los demás. Es como si pensaran que todavía es posible mejorar el modo en que le ven los demás, y una forma posible sería anteponer las necesidades ajenas a las propias y ser, en general, un individuo «Complaciente». En cambio, los adolescentes «realistas» con mucha discrepancia tienen una visión del mundo como un sitio hostil, en el que la gente es manipuladora y poco digna de confianza y son más autosuficientes. Una forma de relación propia del patrón «Agresivo». Caspi, Elder y Bem (1987) también analizaron las continuidades de este grupo de adolescentes encontrando que los varones que habían sido hostiles e irritables de adolescentes tenían más despidos en su vida laboral, ésta era más errática y se divorciaban más que sus pares. Las mujeres, por su parte, escogían parejas con varones de bajo estatus laboral, tendían a divorciarse y eran madres de muy mal carácter.
Conviene señalar, por último, que las relaciones detectadas entre tipos de discrepancias y formas de relación interpersonal son relaciones asociativas y no implican, por tanto, causalidad alguna. Además, es posible que las distintas formas que las personas tienen de relacionarse con los demás (afiliativas, hostiles, de desapego, etc.) vayan conformando distintos tipos de discrepancia entre yoes. Los estudios futuros podrían considerar esta última cuestión, así como ampliar el número de sujetos de las edades correspondientes a la adolescencia tardía para comprobar si existen efectos debidos a la edad, si se producen cambios en los patrones de relación interpersonal y si se obtienen los mismos resultados empleando medidas estándar de personalidad (Ortet, Ibáñez, Ruipérez, Sánchez y Escrivá, 2003) que permitan comparar los resultados obtenidos.
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