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La revista Psicothema fue fundada en Asturias en 1989 y está editada conjuntamente por la Facultad y el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias. Publica cuatro números al año.
Se admiten trabajos tanto de investigación básica como aplicada, pertenecientes a cualquier ámbito de la Psicología, que previamente a su publicación son evaluados anónimamente por revisores externos.

PSICOTHEMA
  • Director: Laura E. Gómez Sánchez
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Psicothema, 2000. Vol. Vol. 12 (nº 1). 159-160




PSICOLOGÍA DEL ARTE

Gisèle Marty

Madrid, Pirámide, 1999

REVISION DE LIBROS / BOOK REVIEW

Aparte del manual sobre Psicología del arte publicado por el profesor Alvarez Villar en 1974, y de algún que otro trabajo esporádico, como el de Hernández-Belver (1989), puede decirse que la psicología española ha sido parca a la hora de ocuparse de las importantes cuestiones relacionadas con el arte y los artistas. El porqué de esta situación es enigmático, pues la psicología científica goza de buena salud en nuestro país y también lo hace el arte, más ayer, pero también hoy, así que lo más natural es que ambos se hubiesen encontrado con frecuencia. El profesor Ángel Riviere, director de la colección Psicología de la Editorial Pirámide, demuestra oportunidad y buen criterio al publicar este libro de Gisèle Marty que esperemos venga a sacar de la clandestinidad e impulsar la psicología del arte en España.

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Aparte del manual sobre Psicología del arte publicado por el profesor Alvarez Villar en 1974, y de algún que otro trabajo esporádico, como el de Hernández-Belver (1989), puede decirse que la psicología española ha sido parca a la hora de ocuparse de las importantes cuestiones relacionadas con el arte y los artistas. El porqué de esta situación es enigmático, pues la psicología científica goza de buena salud en nuestro país y también lo hace el arte, más ayer, pero también hoy, así que lo más natural es que ambos se hubiesen encontrado con frecuencia. El profesor Ángel Riviere, director de la colección Psicología de la Editorial Pirámide, demuestra oportunidad y buen criterio al publicar este libro de Gisèle Marty que esperemos venga a sacar de la clandestinidad e impulsar la psicología del arte en España.

El libro de Marty se ocupa de los problemas esenciales que toda psicología que aspire a decir algo coherente sobre el arte y el proceso artístico tiene ineludiblemente que tratar. Lo hace en ocho capítulos de lectura amena pero sin concesiones, demostrando un sólido conocimiento de los procesos psicológicos básicos y la metodología experimental, un domino envidiable del mundo del arte, y, lo que es más difícil, desarrollando una gran enjundia para poner en conexión ambos campos. Y es que estudiar desde una psicología guiada por las bridas del rigor metodológico y experimental la conducta humana más genuinamente anárquica e individual, como es la artística, no es tarea fácil; algunos dirían que imposible, otros que innecesaria. Los ocho capítulos del libro comentado ofrecen algunas respuestas, muchos interrogantes, y, sobre todo, formulan el problema en sus justos términos, que no es poco. Los títulos de los ocho capítulos son la mejor guía para saber cómo se articulan los contenidos del libro:

1. El modo de ser de la psicología del arte.

2. La estética experimental.

3. La Gestalt: la importancia de la forma.

4. Psicoanálisis y arte.

5. Filogenésis del arte.

6. El desarrollo de la capacidad estética.

7. La creatividad: un fenómeno complejo.

8. La perspectiva psicobiológica aplicada a la Psicología del Arte.

La experiencia artística es uno de esos aspectos de la conducta que se suelen poner como ejemplo a la hora de distinguir lo que sería un comportamiento específico del ser humano. Pero es difícil definir, y no digamos ya operativizar y medir, lo que es una experiencia artística. Así que la manifestación de esa conducta supone un material de interés de primer orden para el psicólogo, pero la posibilidad de estudiar esa conducta con las herramientas habituales de los laboratorios de Psicología se convierte en un reto. El libro de la profesora Marty hace hincapié en ese conflicto mediante una introducción histórica al nacimiento de la Psicología del arte experimental en el siglo pasado con Fechner, y las críticas que recibió por parte sobre todo de Rudolf Arnheim. Esa introducción inicial se completa más tarde con las aportaciones de la Gestalt y el psicoanálisis freudiano, enfoques que, por supuesto, se enfrentan a las mismas dificultades. Pese a ello, Marty no se limita a realizar una historia de la Psicología del arte. En un intento de abarcar todas las claves posibles, la autora entra, por ejemplo, en los aspectos de la evolución de la capacidad estética dentro de la especie humana, con un capítulo acerca de la Filogenésis, poco habitual en los libros de Psicología. Pero se trata de una buena forma de plantear la verdadera dimensión del problema con el que se encuentra cualquier aproximación psicológica al arte.

En esencia, una experiencia artística es la suma de dos procesos distintos: el del creador que da lugar a la obra de arte y el del espectador que la contempla. Por lo que hace a este último, estamos ante un proceso perceptivo, y ahí parece encontrarse un punto de partida lo suficientemente sólido para el psicólogo. La experiencia estética del espectador es antes que nada percepción, área clásica de la psicología donde las haya. La autora repasa los aspectos más significativos de lo que es la percepción artística (la visual sobre todo) examinando sucesivamente las cuestiones de forma y color. Obviamente la experiencia estética no es únicamente percepción, es una manera especial de percibir, y lo que se añade a las formas y a los sonidos pertenece a un campo mucho más difícil de codificar en el lenguaje de la psicología científica. La manera como intenta resolver ese problema la profesora Marty es mediante una aproximación ontogenética al símbolo y al significado, con lo que su libro entra en la dimensión más específicamente psicológica en un sentido profundo: la de los aspectos semánticos de la obra de arte para el autor/espectador. Anticipando lo que aparecerá más tarde, en el capítulo sobre el modo de ser de la Psicología del arte, constituye tanto una declaración de principios como un intento metodológico de ir más allá de los presupuestos del funcionalismo computacional. En la medida en que se deban considerar los aspectos semánticos de los objetos artísticos eso es obligado, ahora bien, cabría preguntarse ¿cómo pueden superarse los límites puestos por Fodor, a través de su conocida crítica a la Psicología Cognitiva, relativos a la inaccesibilidad de los procesos profundos? El de la experiencia artística es sin duda uno de los procesos más profundos. Marty utiliza la separación metodológica entre lo que es una aproximación psicológica de tipo técnico y otra de sentido común, que viene de Putnam y ha usado con profusión Chomsky, para mostrar adónde quiere llegar. En pocas palabras, para Marty la Psicología del arte ha girado alrededor de conceptos y métodos folk durante una gran parte de su historia; los intentos experimentalistas tropezaban, como advirtió Arnheim, con la barrera de centrarse en inputs muy simples (rayas, puntos, figuras sencillas, colores planos) y medían así elementos que no tienen que ver en realidad con lo que es la experiencia estética genuina, con lo que se quedaban en un simple estudio de los juicios de los sujetos acerca de sus sensaciones placenteras. De nuevo se repite en este ámbito del arte lo que ha ocurrido con tantos otros problemas complejos a los que los psicólogos se han acercado, podando el objeto de estudio para encajarlo en los raíles del método, en vez de hacer lo contrario, que sería lo adecuado, es decir, enriquecer el método hasta que permita estudiar el problema sin despojarle de características esenciales que lo desvirtúen. Es, de nuevo, la fácil tentación procustiana de amputar todo lo que no entra en la cama, en vez de ajustar ésta al durmiente. Como alternativa a esa estética experimental mas bien roma, a menudo se intentó describir el mundo del arte real en términos de experiencias de sentido común. ¿Es posible unir uno y otro aspecto e intentar un estudio psicológico riguroso de la experiencia artística?, esa es la cuestión. La respuesta a esa pregunta se relaciona en el libro de Marty con el estado de los estudios más actuales en el terreno de la neurobiología acerca de los procesos cerebrales que subyacen a la experiencia artística. Para ello, la autora repasa sobre todo las propuestas de los autores franceses Vigouroux y Changeux. Eso supone definir de una forma precisa lo que es la experiencia artística y su significado psicológico, cosa que se aborda en el capítulo dedicado al desarrollo de la capacidad estética. La creatividad extrema, la cuestión del genio creador, es la manifestación más exagerada de ese proceso. El capítulo dedicado a la creatividad es el punto crucial del libro, en el que se presentan las evidencias acerca de la conexión profunda existente entre creación, placer estético y tradición histórica, como única perspectiva capaz de hacer justicia con un fenómeno tan complejo.

El libro de Marty termina con lo que es en estos momentos la frontera en los conocimientos acerca de la experiencia artística: las aportaciones de las neurociencias. Por su propia naturaleza se trata de un capítulo abierto, pero indica bien el terreno que ofrecen esos estudios al psicólogo interesado en el fenómeno del arte. La Psicología del arte de Marty es, por tanto, un libro ambicioso, de amplios y densos contenidos, en su afán de no dejar ningún aspecto esencial de lado. Después de leerlo se tiene la impresión, placentera para alguien como este revisor encuadrado en un área de conocimiento metodológica, que la Psicología del arte ha alcanzado una madurez metodológica inusual hasta ahora; bienvenida sea al club de los que aspiran a decir las cosas con cierto rigor y precisión sin abolir para ello la natural complejidad de las cosas. Estoy seguro que el libro de Marty contribuirá a estimular las investigaciones y aportaciones de la psicología española al mundo del arte.

Alvarez Villar, A. (1974). Psicología del arte. Madrid: Biblioteca Nueva.

Hernández Belver, M. (1989). Psicología del arte y criterio estético. Salamanca: Amarú.

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