La revista Psicothema fue fundada en Asturias en 1989 y está editada conjuntamente por la Facultad y el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias. Publica cuatro números al año.
Se admiten trabajos tanto de investigación básica como aplicada, pertenecientes a cualquier ámbito de la Psicología, que previamente a su publicación son evaluados anónimamente por revisores externos.
Psicothema, 1998. Vol. Vol. 10 (nº 3). 669-678
Rafael Llavona y Javier Bandrés
Universidad Complutense
El Dr. Félix Martí-Ibáñez, psicoterapeuta y sexólogo, ejerció durante la Guerra Civil Española el cargo de Director General de Sanidad y Asistencia Social en Cataluña, en representación del sindicato anarquista C.N.T. En este artículo se estudian sus actividades durante la guerra, con especial referencia a su labor de reforma de los servicios de salud mental y a su interpretación psicoanalítica de la guerra civil española.
Psychology and anarchism in the Spanish civil war: the work of Félix Martí-Ibáñez. After the Spanish Civil War broke out Dr. Félix Martí-Ibáñez, psychotherapist and sexologist, was named Director of Public Health and Social Services of Catalonia, Spain, representing the anarchist trade union C.N.T. In this paper his war time activities are studied, focusing on both his reform of the mental health services and his psychoanalytic interpretation of the spanish civil war.
Datos biográficos
Félix Martí-Ibáñez nació el 25 de diciembre de 1911 en Cartagena. Era hijo de Josefina Ibáñez y del pedagogo y escritor Félix Martí Alpera. Estudió medicina en Barcelona y obtuvo el doctorado por la Universidad de Madrid con una tesis sobre la Psicología y Fisiología místicas de la India dirigida por el Dr. García del Real (M-I, 1935). Tras doctorarse se instaló como médico-psicólogo en Barcelona especializándose en psicosexología. A la vez colaboraba en revistas científicas y literarias (Estudios, Higia, Archivos Médico-Escolares, Sia, Ariel, Tiempos Nuevos, Ruta…) y publicaba sus primeras novelas y obras de Psicología, Medicina y Literatura (como p.ej. un ensayo sobre la psicopatología sexual de Teresa de Ávila). Su vocación social le lleva en esta época de anteguerra a organizar numerosos cursos y conferencias sobre Psicosexología, Eugenesia, Historia de la Medicina y Literatura, así como a colaborar con la Clínica Popular de la Asociación Social Obrera en Barcelona. Sin olvidar su participación en círculos políticos intelectuales, como la Asociación de Idealistas Prácticos y el 11 Club —luego Conversa Club— donde el joven anarquista debate frecuente y cordialmente con sus compañeros marxistas (vid. prólogo de I. Vidal a M-I, 1975).
Al estallar la guerra civil Martí-Ibáñez, miembro del sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo, se volcó en las actividades bélicas y revolucionarias. Organizó y protagonizó mítines (M-I, 1937b), escribió en periódicos y revistas, promovió el funcionamiento de la Universidad Popular, participó en la organización de la asistencia sanitaria de urgencia. Cuando la CNT se decidió a participar en los órganos de gobierno republicanos fue designado sucesivamente Director General de Salud Pública y Servicios Sociales de la Generalitat, Subsecretario de Sanidad de la República y Director de Educación Sanitaria de Guerra en Cataluña. Tras representar a España en los Congresos Mundiales de la Paz de Ginebra, Nueva York y México (M-I, 1938), sirvió como comandante médico en la Aviación Republicana siendo herido en acción de guerra (vid. vv.aa., 1972).
Al derrumbarse el frente en Cataluña Martí-Ibáñez pasó a contarse entre los muchos psicólogos españoles exiliados (vid. Bandrés y Llavona, 1997). Tras una breve estancia en Francia, viajó a la que sería su patria de adopción, Estados Unidos, donde fue avalado por el Dr. Henry Sigerist —al que había conocido en el Congreso Internacional de Historia de la Medicina de Madrid de 1935— para obtener el permiso de residencia. Pronto comenzaría a trabajar en la industria farmacéutica, ocupando importantes cargos en los departamentos médicos de los laboratorios Hoffmann-La Roche, Winthrop y Squibb.
En 1950 Martí-Ibáñez funda en Nueva York MD Publications Inc., que a lo largo de dos décadas publicaría numerosas revistas (MD, International Record of Medicine…) y monografías médicas, además de organizar congresos y symposiums. En el terreno específicamente psicológico, nuestro autor sería editor internacional del Journal of Clinical and Experimental Psychopathology.
Además de autor de unos veinte libros de carácter científico, artístico y literario y de un número incalculable de artículos científicos y periodísticos, Martí-Ibáñez fue profesor de Historia de la Medicina en el New York Medical College entre 1956 y 1958, renunciando a la cátedra para concentrarse en sus tareas de editor y escritor.
El Dr. Félix Martí-Ibáñez falleció en Nueva York el 24 de mayo de 1972 a los 60 años de edad, en la plenitud de su actividad profesional.
Martí-Ibáñez y la Psicología antes de la Guerra Civil
Cronológicamente la primera obra de temática psicológica de nuestro autor fue su tesis Historia de la Psicología y Fisiología místicas de la India. Estudios de Psicología Religiosa (M-I, 1935). Dirigida por el Prof. García del Real, fue leída en Madrid el 10 de diciembre de 1934 y calificada como Sobresaliente. Consta de los siguientes capítulos: 1. Psicología védica, 2. Psicología brahmánica, 3. Psicología búdica, 4. Las escuelas hinayana y mahayana del budismo, el jainismo, el neobrahmanismo y las religiones sectarias, 5. La psicología de las seis escuelas filosóficas, 6. Paisaje de la psicofisiología mística hindú. Constituye el estudio pionero en nuestro país sobre la psicología del pensamiento místico hindú.
Como citamos anteriormente, Martí-Ibáñez comenzó su carrera profesional como Médico-Psicólogo, especializado en sexología. En esta línea nuestro autor se hizo cargo en la revista Estudios de un «Consultorio psíquico-sexual», que comenzó a publicarse en enero de 1936 y se prolongó hasta junio de 1937, siendo recopilado y editado en 1975 por I. Vidal (M-I, 1975). De la orientación de este consultorio nos darán idea algunos de sus textos. «La educación sexual de la nueva generación comprende dos facetas: la estrictamente médico-higiénica, la enseñanza eugénica que se recibe en las obras científicas escritas al efecto, y la preparación psicosexual, el aprendizaje de la espontaneidad amorosa y la sinceridad sexual (M-I, 1975, p. 13). «En esta nueva sección de Estudios vamos a contestar a aquellas consultas que planteen un conflicto espiritual o sexual y que requieran consejo o tratamiento psicológico» (p. 15). «La sexualidad, al encajarse como pieza de mosaico en el cuadro integral de la personalidad humana, adquiere su pleno significado. La boga actual del concepto totalitario de las cosas no es obra del azar, sino de la imperiosa necesidad de síntesis que acusa nuestro siglo y la sexualidad recobra a través de esta lupa psicológica todos sus valores y su categoría de expresión vital que colocar junto a los demás, no sobre todas, absorbiendo la savia de las otras como pulpo, tal y como Freud la situó» (p. 19). «Pero calándose los prismáticos del análisis psicológico, descubrimos que lo que pretende el consultante casi siempre al correr en pos del médico-psicólogo es buscar una base en su consejo para afirmar más el criterio o solución que él se ha propuesto de antemano (…) En virtud de esos finísimos hilos psicológicos que se tienden en la consulta entre el consultante y el médico, se entabla desde el primer momento un juego entre los dos: el uno disfraza sus inquietudes a fin de salir dignificado y enaltecido de la consulta, procurando subconscientemente que cargue con la responsabilidad de sus futuras acciones el psicólogo-consultor (…) Unas veces convendrá dar a entender que el médico está en el secreto (…) Otras será más provechoso fingir que se ignora la verdad y utilizar los prefijados deseos del paciente para insensiblemente canalizarlos por el lecho adecuado (…) Todo esto constituye la técnica más elemental con la cual el médico psicólogo diseca el alma de sus individuos de estudio... (pp. 20-21).
La Reforma de la Psiquiatría en la Guerra Civil
Como hemos comentado antes, el Dr. Martí-Ibáñez fue Director General de Sanidad y Asistencia Social de Cataluña entre 1936 y 1937. Una parte destacadísima de su labor se desarrolló en el área de la salud mental, concretándose en un intento de reforma de la asistencia psiquiátrica en Cataluña. Nuestro autor nos dejó un relato de aquellos diez intensos meses (M-I, 1937c). Según Martí- Ibáñez, «Por las trabas que el capitalismo puso siempre a toda suerte de reformas, existían en Cataluña manicomios (…) lo que no existían eran servicios psiquiátricos bien organizados (…) Y apremiaba reorganizar la lucha contra las enfermedades mentales, porque la guerra y la Revolución fueron siempre grandes períodos de excitación colectiva, en los cuales los choques físicos y morales, las privaciones, etc., revelaron muchos trastornos mentales latentes» (p. 55). Las nuevas autoridades se incautaron gradualmente de todos los hospitales psiquiátricos y, no contentas con solventar el internamiento de los enfermos de Cataluña y de buena cantidad de refugiados, se propusieron una reforma de la asistencia «se habilitaron nuevas salas y pabellones (…) usando de la laborterapia como recurso curativo, así como se cultivó el aspecto deportivo y cultural mediante la creación de campos de juego, Bibliotecas y cuadros escénicos» (pp. 55-56). Para los enfermos psiconeuróticos se utilizó una finca en Horta, dado que para Martí-Ibáñez estos enfermos no precisaban internamiento manicomial sino «un lugar de reposo, trabajo y aislamiento, en donde se les pueda estudiar psicológicamente y tratar con arreglo a las normas psicoterápicas indicadas» (p. 56), y todo ello bajo «un régimen abierto y fraternal en el orden interior de los establecimientos» (p. 56).
Para sacar adelante estas reformas el Dr. Martí-Ibáñez consideraba necesarias dos condiciones: disponer en los centros de una orientación técnica homogénea y de calidad y contar con la colaboración de un personal auxiliar bien formado. Para alcanzar el primer objetivo nuestro autor convocó en noviembre de 1936 la «Conferencia de Asistencia Psiquiátrica e Higiene Mental» que contó con la presencia de la mayor parte de los especialistas de Cataluña. El programa de esta extraordinaria conferencia desarrollada en plena guerra civil fue, en síntesis, el siguiente: 1. Normas de Higiene mental del combatiente. Psiconeurosis y psicosis de guerra; 2. Difusión de las reglas de Higiene mental y la Eugenesia; 3. Misión de los Dispensarios psiquiátricos de Higiene mental; 4. Asistencia a los enfermos psiconeurósicos; 5. Establecimientos frenocomiales; 6. Asistencia a los toxicómanos y alcohólicos; 7. Asistencia a los enfermos de reacciones peligrosas; 8. Asistencia social psiquiátrica; 9. Laborterapia; 10. Enfermos mentales delincuentes; 11. Asistencia psiquiátrica no diferenciada por motivos de índole económica; 12. Organización territorial de la asistencia psiquiátrica e higiene mental en Cataluña; 13. Selección y formación del personal: psiquiatras, enfermeros y asistentes sociales; 14. Distribución del personal en los establecimientos y servicios; 15. Conveniencia de emplear personal enfermero femenino en algunos servicios de los departamentos de hombres; 16. El divorcio en los enfermos mentales; 17. Esterilización de ciertos enfermos psíquicos; 18. Asistencia a los niños anormales; 19. Normas medicolegales de ingreso en establecimientos psiquiátricos.
En cuanto a la formación del personal auxiliar, Martí-Ibáñez estableció, por decreto de octubre de 1936, la obligatoriedad en todos los centros de cursos teórico-prácticos destinados al personal no diplomado. En ellos los monitores «además de proporcionar a los asistentes los conocimientos técnicos indispensables, se esforzarán en inculcarles, de palabra y con el propio ejemplo, de manera sentida y convincente, la noción elevada, noble y responsable que tiene todo enfermero psiquiátrico» (M-I 1937c, p. 195).
Psicoanálisis de la Guerra Civil
Las tareas prioritarias de la guerra no impidieron a algunos psicólogos políticamente comprometidos abordar estudios de investigación de muy diversa índole (vid. Bandrés y Llavona, 1996). El Dr. Martí-Ibáñez se atrevió a ensayar una interpretación psicodinámica de la guerra civil en Psicoanálisis de la revolución social española (M-I, 1937a). El ensayo se abre con una primera parte dedicada el complejo de Edipo y el totemismo en la Historia. En ella se repasan temas como las relaciones entre Psicoanálisis e Historia, características del complejo de Edipo y orígenes del totemismo, para desembocar en una sección sobre el Psicoanálisis ante la Revolución. En ésta nuestro autor afirma: «La Revolución (…) es superponible psicoanalíticamente al estado psíquico del complejo de Edipo y a su precedente filogénico, al pecado original de la Humanidad (parricidio e incesto) y sistema totémico subsiguiente» (p. 17). «...la Revolución es ante todo una renovación, un verdadero renacimiento, y en él revive el pueblo las mismas fases mentales y sociales por las cuales pasaron el niño en el orden individual y la Humanidad en el histórico cuando tuvieron que sufrir la crisis precursora de un cambio de personalidad (..) 1) Patriarcado tiránico; 2) Parricidio y castración patriarcal; 3) Banquete totémico; 4) Incesto edípico; 5) Etapa de los fratricidios; 6) Expiación del parricidio; 7) Instauración del totemismo; 8) Aparición de los tabús; 9) Fase de la exogamia; 10) Etapa del matriarcado» (p. 18).
En la segunda parte del ensayo se aborda el análisis de las equivalencias entre el complejo de Edipo y el Totemismo en la Revolución Social. La primera fase es la del Patriarcado tiránico: «...España antes del 19 de julio ofrece un complejísimo panorama social, esquematizable en tres grupos de factores: A) El Estado (…) y sus fuerzas represivas, así como los eternos puntales del Estado, clero, militarismo y plutocracia. B) El Pueblo, representado por los múltiples sectores proletarios. C) La Tierra, la Paz, la Libertad, la Justicia Social, y demás factores materiales o espirituales cuya conquista constituyó siempre un ideal proletario (…) tales factores son perfectamente equiparables a los actores del drama edípico (pp. 21-22). «El Padre, como vemos, es simbólicamente el Estado. En algunos Estados como los fascistas, esta identidad es absoluta y visible al condensarse el Estado en la figura de un caudillo dictador (…) En los Estados republicanos, la figura se diluye en la institución, pero ésta conserva su simbólico carácter en la mentalidad popular. El segundo grupo de factores citados es el de los símbolos, Tierra, Libertad, Justicia Social, Paz etc (…) En la Madre —que es fundamentalmente Tierra y Libertad— se concentran las ansias del hijo, como en el Padre —que simboliza ley y tiranía— se vinculan sus odios. En cuanto al Pueblo, a los núcleos de trabajadores que viven en una sociedad patriarcal-capitalista, fácil es equipararle a los hijos, a la hermandad (fratria) que vivía sometida a la tutela del Patriarca» (pp. 23-24). «...el Pueblo (Hijos), su odio contra el Estado (Patriarca), su anhelo de repartirse sus mujeres (Libertad, Justicia, etc..) y especialmente la Madre (Tierra) no son sino el planteamiento social de aquel complejo de Edipo descrito anteriormente, con la diferencia de que (…) no brota como entonces una simple rebelión filial, sino un movimiento revolucionario» (p. 25). «Un día, una fracción de ese Estado se desgaja (parte del Ejército, sectores de la policía, clero, capitalismo, etc…) y precisamente la fracción más odiosa para la hermandad obrera por sus aspiraciones dictatoriales (…) Los hijos van a combatir contra el Estado-Patriarca (en su fracción fascista) por la posesión de la Madre-Tierra y las otras mujeres (Libertad, Justicia, etc…). Y del choque de ambos pedernales brota la centella revolucionaria (p. 27)».
La segunda fase es la del parricidio y la castración patriarcal. «Psicoanalíticamente, representa el antifascismo una sublimación del impulso antiestatal revolucionario que se enfoca contra el anti-Estado fascista a fin de que sea posible que conviva esa tendencia con las otras más moderadas de la conciencia (Estado) leal (…) Bajo el denominador antifascista (que es la idea revolucionaria sublimada) se consuma en muchas capitales el parricidio (en el sentido de destruir los privilegios tiránicos de la fracción estatal capitalista)» (p. 28). «En la revolución actual, la castración estuvo simbolizada por el acto de apoderarse el pueblo de las armas existentes en los cuarteles sublevados contra el régimen, puesto que ese desarme representaba arrancarles los atributos más ostentosos de su poder» (p. 29).
A continuación, y tras apartarse un momento del psicoanálisis para hacer una interpretación de la simbología numérica de la Revolución en la línea de Werner Wolff y su Tratado de la vida simbólica, aborda Martí-Ibáñez el análisis de la fase del banquete totémico. «Los múltiples episodios que todos vivimos en las primeras jornadas revolucionarias de obreros que recién muerto su enemigo —fraile o militar facciosos— se ponían burlonamente una pieza de su vestimenta o su armamento, era un acto de sentido homeopático-totémico» (p. 32). «Existe otro hecho de esta fase de incautación –asimilación revolucionaria del Estado–, que es la afición a prender fuego a los viejos edificios clericales. Y sabemos que en muchas tribus el banquete totémico era precedido del rito de la cremación, seguido del reparto, para ser ingeridas, de las cenizas del cadáver paterno» (p. 33).
Continuando con su análisis, aborda nuestro autor la fase del incesto edípico. «Por todo lo dicho percibimos nítidamente el porqué de la marcha febril del hombre hacia la tierra y su reparto (como el de la propiedad) verificado en ciertos lugares de la península es la plasmación del incesto, de la unión del hombre y la tierra» (p. 37). «Y aquí el catalejo psicoanalítico descubre dos matices: el de los que desean colectivizar, repartir integralmente la tierra entre los componentes de la comunidad y el de los que se limitan a solicitar que sea la tierra de quien la trabaja (soluciones libertaria y socialista al problema de la tierra)» (p.37). «La primera de ellas significa la solución más radical, establecer el Matriarcado (…) y que al ser la madre propiedad de la colectividad desaparezca el padre por innecesario o sea, quede anulado el Estado. Por eso la forma de sociedad matriarcal de tipo anarquista lleva consigo la eliminación del Estado-Patriarca. La otra solución —socialista— implica que (…) el incesto (…) se encubra bajo la sombra -benévola esta vez- del nuevo Estado obrero. De la oposición de ambas formas representativas del incesto edipiano brotarán los primeros chispazos de recelo en la hermandad juvenil» (pp. 37-38).
Consumado el incesto revolucionario, aborda Martí-Ibáñez el estudio de la etapa de los fratricidios. «El movimiento revolucionario actual iba, siguiendo su paralelismo psicohistórico con los hechos totémicos, a reverdecer la etapa de las luchas fratricidas. Se inician éstas en forma de ásperas polémicas entre los diversos sectores proletarios y culminan en las sangrientas jornadas de mayo de 1937, escenificación actual de un drama cuyo argumento estaba escrito y representado hace muchos miles de años» (p. 39).
Le toca el turno a la fase de expiación del parricidio e incesto. «La sombra aterradora del Patriarca gravitando oscura y acusadora sobre los hijos, determinó a la fratria a expiar el pecado cometido al destruirlo (…) Dicha expiación iba a adoptar dos direcciones: A) Divinización del Patriarca y colocación bajo sus atributos de la nueva fratria creada. B) Castración simbólica de los más rebeldes miembros de la comunidad (…). La etapa inicial de la expiación se realizó al comenzar a revalorizarse públicamente la consigna de «República democrática y parlamentaria» (p. 40). «...ya divinizado el Patriarca y revalorizado totémicamente (…) faltaba restituirle los atributos de los cuales se le había despojado en julio de 1936; de ahí la rápida reestructuración de cuerpos armados y potentes como garantía y defensa del nuevo Patriarca republicano (p. 41). «La segunda fase de la expiación se iba a desarrollar proyectando la culpa de todos sobre un sector determinado (…). Por eso en nuestra Revolución se cargó todo el peso del rigor sobre grupos determinados, a los cuales se apartó del poder, verificando una castración (desarme) de los mismos...» (p. 41).
Es el momento de que nuestro autor examine la fase de instauración del totemismo. «Esta sociedad totémica iba a estar constituida como casi todas ellas en general, por un poblado dividido en fratrias y éstas subdivididas en clanes (…), teniendo un totem general (la República democrática y parlamentaria) (…) otros Súper - Tótem de grupo (…) o sea las diferentes soluciones (republicana, socialista, comunista, anarquista) al problema social; y Totems de clan simbolizados generalmente en las gloriosas figuras de héroes muertos» (pp. 41-42).
Tras la instauración del totemismo, le corresponde al psicoanalista examinar la aparición de los tabúes. «Además del totemismo se implantan los tabús característicos de toda sociedad totémica. Por ellos se declaraban intangibles y sagrados en la antigüedad cierta clase de recuerdos o atributos relacionados con la personalidad del Tótem. Los tabús actuales (censura de prensa y de tribuna pública) tendieron sobre todo a preservar de críticas y censuras cuanto pudiera ser nocivo o rozar la personalidad del nuevo Estado-totémico (p. 42).
Aborda a continuación el Dr. Martí-Ibáñez la penúltima de las fases a analizar: la exogamia. «En nuestra época la exogamia estuvo representada por la búsqueda de los Ideales (…) fuera de nuestra sociedad revolucionaria. (…) se van dirigiendo el ímpetu de lucha y el ansia combativa de los núcleos obreros hacia el sector del enemigo común, para ver de arrancarles sus mujeres (Tierra y Libertad) (…) En tal sentido la unidad proletaria (…) que permite arreciar en la ofensiva antifascista (…) representa la perfección de la sociedad totémica y por la exogamia el cese de las luchas fratricidas y el triunfo sobre el enemigo» (p. 43). Martí-Ibáñez añade una interesante observación: «...el Estado fascista (…) en su defensa tiránica y brutal de su tierra (la Madre) contra los hijos que la desean (el proletariado español), no vacila en preferir el adulterio simbólico de su mujer (la tierra citada) al entregarla a moros, germanos e italianos» (p. 43).
La fase final de este proceso debería ser la etapa del matriarcado. «No podemos hablar aun de Matriarcado, es decir de sociedad sin clases, sin Patriarca, sin fratricidios, sin Totems ni Tabús, con libertad y paz, con ligazón fraternal de los hombres y campo libre para su trabajo, porque aun precisa que venzamos totalmente al Patriarca fascista (…) Pero la marcha fatal de los acontecimientos históricos y las leyes psicoanalíticas que los presiden en cierto modo, conducen hacia la derrota patriarcal fascista» (p. 44).
El colofón con que se cierra la obra hace explícito su carácter de obra científica de combate y con el objetivo de aunar voluntades para la lucha antifascista: «...de las variadas interpretaciones de nuestra Revolución social, de las visiones sociológica, histórica, económica y psicoanalítica, ha de formarse la concepción integral y amplia que posean las generaciones de mañana» (p. 46). «...nos cabrá la satisfacción de haber contribuido con nuestro estudio a superar las diferencias espirituales que existan en la masa obrera para que marchando juntos en legión compacta y vibrante —puño y fusil, pluma y cerebro— vayamos juntos a la conquista de la Libertad, formando una fraternidad de la lucha que mañana lo sea de la Paz y el Trabajo» (p. 46).
La obra psicológica de un exiliado
En su exilio norteamericano el Dr. Martí-Ibáñez asumiría importantes responsabilidades en la industria farmacéutica y editorial. Ello no le hizo olvidar su antigua dedicación a la Psicología. Ya hemos citado su labor como editor internacional del Journal of Clinical and Experimental Psychopathology.
A lo largo de los 32 años de vida en su patria de adopción, Martí-Ibáñez escribió además numerosos artículos y ensayos de temática psicológica. El propio autor seleccionó algunos para ser publicados en un volumen que recogía parte de sus ensayos sobre la historia de las ideas médicas (M-I, 1958). Entre ellos citaremos The Historical and Philosophic Background of Psychobiology, The Quest for Freud, On Christmas and Neuroses, On the Psychology of Simbolism in Oriental Rugs, Symbols and Life, On the Psychology of Chess y, finalmente, The Psychological Impact of Atomic Science in Modern Art. Varios de ellos pueden consultarse en la recopilación Surco (1960).
Félix Martí-Ibáñez fue el «cerebro» de la CNT-FAI en materia de sanidad y salud mental durante la guerra civil española. Profesionalmente se presentaba a sí mismo como médico-psicólogo, aunque su vida y obra le acreditan como un auténtico humanista. Aunó cualidades que rara vez conviven en una personalidad histórica. Durante la guerra, con la misma naturalidad se le puede encontrar desempeñando cargos de la máxima responsabilidad, representando a España en foros internacionales, arengando a las juventudes anarquistas, impulsando en plena contienda civil la tan esperada reforma de la asistencia psiquiátrica, escribiendo un psicoanálisis de la guerra o al mando de una unidad médica en el frente de combate. Y todo ello desde una actitud de tolerancia libertaria. Sus escritos de guerra (vid. p.ej. 1937b, 1938, s.a.) lanzan siempre un mensaje de fondo: todas las creencias religiosas e ideologías políticas que estén dispuestas a integrarse en el sistema democrático —aunque no compartan el ideal revolucionario— son respetables y asumibles dentro del proyecto de progreso que encarna la República. Esa misma tolerancia le permitiría años después (vid. M-I, 1961) declararse admirador de la obra de autores como Ortega, Marañón o Laín, que se habían alineado con sus enemigos durante la Guerra Civil y de los que se consideraba separado políticamente por un abismo. Un psicólogo para nuestra Historia, un anarquista español en Nueva York.
Bandrés, J. y Llavona, R. (1996) La Psicología en los campos de concentración de Franco. Psicothema, VIII, 1, 1-11.
Bandrés, J. y Llavona, R. (1997) Pavlov, España, 1936. Psicothema, IX, 1, 223-227.
Martí-Ibáñez, F. (1935) Ensayo sobre la Historia de la Psicología y Fisiología místicas de la India. Tesis. Madrid: Universidad Central.
Martí-Ibáñez, F. (1937a) Psicoanálisis de la revolución social española. Barcelona: Tierra y Libertad.
Martí-Ibáñez, F. (1937b) Grandezas y miserias de la revolución social española. Oficinas de Propaganda CNT-FAI.
Martí-Ibáñez, F. (1937c) Obra. Diez meses de labor en Sanidad y Asistencia Social. Barcelona: Tierra y Libertad.
Martí-Ibáñez, F. (1938) Mensajes a la juventud revolucionaria. Valencia: F.I.J.L.
Martí-Ibáñez, F. (s.a.) Prólogo a L’assistencia social en la revolució. Barcelona: Imp. Elzeviriana.
Martí-Ibáñez, F. (1958) Centaur. Essays on the History of Medical Ideas. Nueva York: M.D. Publ.
Martí-Ibáñez, F. (1960) Surco. Ensayo sobre Literatura, Historia de la Medicina, Arte y Psicología. Madrid: Aguilar.
Martí-Ibáñez, F. (1961) Los grandes retos históricos de la Medicina y los hombres que han respondido a esos retos. Madrid: Instituto Farmacológico Latino.
Martí-Ibáñez, F. (1975) Consultorio psíquico-sexual. (Selección y prólogo de Ignacio Vidal). Barcelona: Tusquets.
VV.AA. (1972) Aspects of the Life and Work of Félix Martí-Ibáñez, M.D. M.D., Julio, 90-95.
Aceptado el 6 de abril de 1998