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La revista Psicothema fue fundada en Asturias en 1989 y está editada conjuntamente por la Facultad y el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias. Publica cuatro números al año.
Se admiten trabajos tanto de investigación básica como aplicada, pertenecientes a cualquier ámbito de la Psicología, que previamente a su publicación son evaluados anónimamente por revisores externos.

PSICOTHEMA
  • Director: Laura E. Gómez Sánchez
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         Febrero | Mayo | Agosto | Noviembre
  • ISSN: 0214-9915
  • ISSN Electrónico: 1886-144X
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Psicothema, 2004. Vol. Vol. 16 (nº 2). 255-260




LA MEDIDA DE LA EMPATÍA: ANÁLISIS DEL INTERPERSONAL REACTIVITY INDEX

Vicenta Mestre Escrivá, María Dolores Frías Navarro y Paula Samper García

Universidad de Valencia

El objetivo principal de este estudio fue analizar las propiedades psicométricas del Interpersonal Reactivity Index (IRI) (Davis, 1980, 1983) en su adaptación española. Se trata de uno de los cuestionarios más utilizados para evaluar la empatía desde una perspectiva multidimensional que incluye dos factores cognitivos y dos emocionales. La adaptación española se ha realizado con una amplia muestra de sujetos pertenecientes a diferentes centros educativos de la Comunidad Valenciana (1.285 adolescentes, 698 varones y 597 mujeres, con un rango de edad entre 13 y 18 años). Los resultados obtenidos indican la validez del instrumento para evaluar los diferentes componentes de la empatía.

Measuring empathy: The Interpersonal Reactivity Index. The main aim of this study was to analyze the psychometric properties of the Interpersonal Reactivity Index (IRI) (Davis, 1980, 1983) in its Spanish adaptation. It is one of the questionnaires but used to evaluate the empathy from a multidimensional perspective that includes two cognitive factors and two emotional. The Spanish adaptation has been carried out with a wide sample of fellows belonging to different educational centers of the Valencian Community (1.285 adolescents, 698 males and 597 women, with an age range between 13 and 18 years). The results of this study indicate the validity of the instrument to evaluate the different components of the empathy.

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El Indice de Reactividad Interpersonal (IRI) (Davis, 1980, 1983) es una de las medidas de autoinforme más utilizadas para evaluar la empatía. Se ha aplicado en diferentes estudios para evaluar las diferencias de género en la disposición empática (Eisenberg y Lennon, 1983; Davis, 1983), el desarrollo prosocial y la conducta prosocial en población adolescente (Eisenberg, Carlo, Murphy y Van Court, 1995; Eisenberg, Guthrie, Murphy, Shepard, Cumberland y Carlo, 1999; Eisenberg, Miller, Shell, McNalley y Shea, 1991; Eisenberg y Fabes, 1991; Mestre, Pérez Delgado, Frías y Samper, 1999), así como la función inhibidora de la empatía en la conducta agresiva (Carlo, Raffaelli, Laible y Meyer, 1999; Mestre, Samper y Frías, 2002; Mestre, Frías, Samper y Nácher, 2003).

En las últimas décadas se ha puesto de relieve la importancia de la empatía en la disposición prosocial de las personas y su función inhibidora de la agresividad. En un trabajo de revisión de los estudios sobre el tema Eisenberg plantea la importancia de la empatía en el desarrollo moral de las personas (Eisenberg, 2000), entendida como una respuesta emocional que procede de la comprensión del estado o situación de otra persona y es similar a lo que la otra persona está sintiendo. Por lo tanto, la respuesta empática incluye la capacidad para comprender al otro y ponerse en su lugar, a partir de lo que se observa, de la información verbal o de información accesible desde la memoria (toma de perspectiva) y además la reacción afectiva de compartir su estado emocional, que puede producir tristeza, malestar o ansiedad. La empatía así entendida desempeñaría un papel central en la disposición prosocial de las personas (Eisenberg, 2000).

En este marco adquiere especial relevancia y utilidad el instrumento de Davis para evaluar la empatía desde esta perspectiva multidimensional que incluye factores cognitivos y emocionales. Se trata de una escala de fácil aplicación, formada por 28 ítems distribuidos en cuatro subescalas que miden cuatro dimensiones del concepto global de empatía: Toma de perspectiva (PT), Fantasía (FS), Preocupación empática (EC) y Malestar personal (PD), con siete ítems cada una de ellas (véase figura 1). La característica más destacada de este instrumento es que permite medir tanto el aspecto cognitivo como la reacción emocional del individuo al adoptar una actitud empática, las subescalas PT y FS evalúan los procesos más cognitivos, la puntuación en Toma de perspectiva indica los intentos espontáneos del sujeto por adoptar la perspectiva del otro ante situaciones reales de la vida cotidiana, es decir, la habilidad para comprender el punto de vista de la otra persona. La subescala de Fantasía evalúa la tendencia a identificarse con personajes del cine y de la literatura, es decir, la capacidad imaginativa del sujeto para ponerse en situaciones ficticias. Las subescalas de Preocupación empática (EC) y Distrés o malestar personal (PD) miden las reacciones emocionales de las personas ante las experiencias negativas de los otros, en la primera (EC) se miden los sentimientos de compasión, preocupación y cariño ante el malestar de otros (se trata de sentimientos «orientados al otro»), en la segunda (PD) se evalúan los sentimientos de ansiedad y malestar que el sujeto manifiesta al observar las experiencias negativas de los demás (se trata de sentimientos «orientados al yo») (Davis, 1983, Mestre, Pérez Delgado, Frías y Samper, 1999).

En las instrucciones del instrumento se le indica al sujeto que debe contestar a una serie de afirmaciones relacionadas con sus pensamientos y sentimientos en una variedad de situaciones, solicitándole la opinión sobre sí mismo. El formato de respuesta es de tipo likert con cinco opciones de respuesta (de 0 a 4), según el grado en que dicha afirmación le describa (No me describe bien, Me describe un poco, Me describe bien, Me describe bastante bien y Me describe muy bien).

El objetivo del presente estudio consistió en adaptar el Indice de Reactividad Interpersonal a una muestra española amplia de sujetos, una vez realizado un primer estudio con una muestra reducida (Mestre, Pérez Delgado, Frías y Samper, 1999) y contando con la colaboración y supervisión del autor del mismo. Dado que los estudios empíricos que incluyen la evaluación de la empatía constatan reiteradamente las diferencias de sexo, en un primer momento hemos analizado estas diferencias en nuestra muestra. Además pretendemos estudiar la contribución diferencial de los factores emocionales y cognitivos en la predicción de la empatía, tal y como señalan los estudios sobre el tema (Carlo, Raffaelli, Laible y Meyer, 1999; Eisenberg, 2000; Eisenberg y Fabes, 1991) En diferentes constructos relevantes para la investigación en adolescentes se constata la importancia de adaptar los instrumentos más utilizados a población española (Andreu, Peña y Graña, 2002). Dada la relevancia del estudio de la empatía en sus diferentes componentes y su relación con la disposición prosocial de la persona, se consideró necesario contar con un instrumento que permita evaluar dicho constructo adaptado a nuestro contexto.

Método

Muestra

La muestra estuvo formada por adolescentes entre 13 y 18 años (27,3% de sujetos tenían 14 años; el 30,8% tenían 15 años y el 29,4% 16 años, lo que indica que la mayoría de la muestra se situaba en el rango de edad entre 14 y 16 años), la edad media fue de 15 años y dos meses, con una desviación típica de 1.07, situándose la moda en los 15 años; 688 fueron varones (53,5%) y 597 fueron mujeres (46,5%). Todos ellos estaban escolarizados en segundo ciclo de ESO y Bachillerato (36,3% cursaban 3º curso de ESO, 31,1% estaban escolarizados en 4º curso de ESO y el 32,6% estaban en Bachillerato). La muestra total estuvo compuesta por 1285 sujetos seleccionados al azar a partir del total de alumnos escolarizados en dichos niveles educativos, se aplicó la fórmula de Poisson para seleccionar las aulas por estratos representativos de las variables: ESO - Bachiller; Centros públicos - privados. El muestreo se realizó tomando cada aula como unidad muestral.

Procedimiento

En primer lugar se tradujo el IRI al castellano por parte de un equipo de investigadores con experiencia en el estudio del desarrollo prosocial y la empatía, se revisó con el autor la traducción y se aplicó en un estudio piloto a 174 adolescentes para detectar posibles dificultades de comprensión en los ítems. A partir de estos primeros resultados se aplicó el instrumento a la muestra de 1.285 adolescentes seleccionada aleatoriamente.

La aplicación de los cuestionarios se realizó por aulas, durante una sesión en la que los sujetos además de cumplimentar el IRI también contestaban el Cuestionario de Conducta Prosocial (Prosocial Behavior Scale (CP), Caprara y Pastorelli, 1993; Del Barrio, Moreno y López, 2001), el de Inestabilidad Emocional (Emotional Instability Scale (IE), Caprara y Pastorelli, 1993; Del Barrio, Moreno y López, 2001), el de Agresividad Física y Verbal (Physical and Verbal Aggression Scale (AFV), Caprara y Pastorelli, 1993; Del Barrio, Moreno y López, 2001) y el Cuestionario de Razonamiento Prosocial (Prosocial Reasoning Objective Measure (PROM), Carlo, Eisenberg y Knight, 1992; Mestre, Frías, Samper y Tur, 2002). La finalidad de aplicar estos instrumentos era validar el IRI a partir de las correlaciones obtenidas con los constructos de conducta prosocial y las diferentes categorías de razonamiento prosocial, con los que la empatía debería correlacionar positivamente y también con las puntuaciones de inestabilidad emocional y agresividad que deberían alcanzar correlaciones de signo negativo con la empatía.

Se aleatorizaron los instrumentos para su aplicación y se garantizó el anonimato de las respuestas.

Resultados

El estudio de las propiedades psicométricas del instrumento Interpersonal Reactivity Index se ha realizado en dos etapas. En primer lugar se ha analizado el componente de la variable sexo como fuente de diferencias en las puntuaciones de las subescalas que lo componen tal y como señalan los resultados de Davis (1980, 1983) junto con la variable de edad. Para ello se han aplicado técnicas multivariadas. Posteriormente se ha completado el trabajo con los análisis de fiabilidad, validez y percentiles del instrumento diferenciando para varones y mujeres ya que presentan un perfil de puntuaciones estadísticamente diferente. La Figura 1 presenta el instrumento y la puntuación de los ítems en las diferentes escalas.

Diferencias de género

La prueba del Análisis Multivariado de la Varianza (MANOVA) ha incluido como variables independientes el sexo (varón/mujer) y la edad categorizada en tres niveles (13-14 años/15-16 años/17-18 años) y como variables dependientes las cuatro subescalas del Cuestionario de Empatía (IRI) de Davis (1980, 1983). Los resultados del MANOVA factorial no detectan un efecto de interacción estadísticamente significativo de sexo por edad (F8,2504= 0.715, p>0.05) ni tampoco de la variable edad (F8,2504= 1.521, p>0.05). En cambio sí que existen diferencias estadísticamente significativas sobre las cuatro subescalas del IRI en función del sexo de los sujetos (F4,1251= 42.281, p<0.05). Los estadísticos descriptivos de cada una de las subescalas se detallan en la Tabla 1.

Una vez comprobada la diferencia estadística entre los centroides de varones y mujeres (véase Tabla 2) mediante el análisis discriminante «paso a paso», tal y como señalaba el MANOVA, con una correlación canónica de 0.436 se observa que las cuatro subescalas son necesarias para predecir la pertenencia del sujeto al grupo de varones o al de mujeres (véase Tabla 3).

Cuando se observan las correlaciones canónicas o matriz de estructura entre las variables predictoras de Toma de perspectiva (PT), Fantasía (FS), Preocupación Empática (EC) y Malestar Personal (PD) y la función discriminante se concluye que las cuatro subescalas contribuyen en la diferenciación de varones y mujeres, destacando en primer lugar la subescala EC que se refiere al componente más emocional de la empatía (preocupación por el otro), seguida de FS, PT y PD (véase tabla 3).

Las predicciones de la función discriminante consiguen clasificar correctamente el 70.2% de los casos agrupados originales. Los varones aparecen identificados con un 70.6% de correctamente clasificados y las mujeres con el 69.7%. La asignación de los sujetos a los grupos de varón/mujer se realiza teniendo en cuenta el grado de semejanza de las respuestas medidas o centroides de la función discriminante que son de -0.454 para el grupo de varones y de 0.518 para el grupo de mujeres. Se puede concluir que son las mujeres las que obtienen las puntuaciones significativamente más altas en cada una de las cuatro subescalas del Cuestionario de Empatía, estos resultados son coherentes con los obtenidos por el autor del mismo (Davis, 1983) y los de otros estudios sobre las diferencias de sexo en la empatía (Eisenberg y Lennon, 1983; Carlo, Raffaelli, Laible y Meyer, 1999).

Teniendo en cuenta los resultados obtenidos sobre el perfil estadísticamente diferente de las puntuaciones de varones y mujeres en el instrumento de empatía Interpersonal Reactivity Index (IRI) se procede a continuación a presentar los datos de fiabilidad, validez y percentiles diferenciados por sexo.

Análisis de la fiabilidad

El análisis de la fiabilidad del Cuestionario de Empatía IRI ha incluido el cómputo de los coeficientes de alfa de Cronbach de las cuatro subescalas que componen el instrumento, detallándose los resultados para varones y mujeres. Los valores de alfa oscilan desde 0.56 para la escala de Toma de Perspectiva (PT) hasta 0.70 para la de Fantasía (FS) para la muestra total. Cuando el estudio se realiza por sexos se observa que las mujeres alcanzan valores más altos en las subescalas de Fantasía (FS) y Preocupación empática (EC) (véase Tabla 4).

Interrelaciones entre las cuatro subescalas del IRI

Las subescalas de Toma de Perspectiva (PT) y Preocupación Empática (EC) son las que presentan la mayor correlación estadísticamente significativa, se trata de los dos componentes más importantes de la empatía que conjuntamente son responsables de una respuesta empática más madura basada en la comprensión del otro y en compartir su estado emocional. Destaca a continuación la correlación entre las subescalas de Fantasía (FS) y Preocupación Empática (EC) (véase Tabla 5), seguida de la correlación entre Toma de Perspectiva (PT) y Fantasía (FS) y la correlación entre Fantasía (FS) y Malestar Personal (PD). Las subescalas EC y PD mantienen la menor correlación estadísticamente significativa, estos resultados son coherentes con la revisión de Eisenberg que señala el carácter autorregulador de la empatía cuando se trata de un sentimiento orientado al otro (Preocupación Empática, EC) y una emoción incontrolada cuando se trata del malestar centrado en uno mismo (Malestar Personal, PD) (Eisenberg, 2000). Por tanto, se trataría de dos subescalas que hacen referencia a sentimientos diferentes.

Análisis de la validez: relación de las subescalas del IRI con otros constructos

La relación de los constructos de empatía y variables como conducta prosocial, el razonamiento prosocial (razonamiento hedonista, centrado en la necesidad del otro, orientado a la aprobación, estereotipado e internalizado), la agresividad e inestabilidad emocional permite abordar el tema de la validez del cuestionario de empatía IRI.

La tabla 6 muestra que tal como cabía esperar las subescalas de empatía, en términos generales, correlacionan positivamente con la conducta prosocial y con los estilos de razonamiento prosocial más orientados a una disposición prosocial, mientras que la correlación es negativa con la conducta agresiva y con la inestabilidad emocional. Las correlaciones más fuertes se alcanzan entre los factores de empatía que indican una disposición empática más madura (PT, FS y EC) y la conducta prosocial; y entre estos mismos factores y el razonamiento internalizado, este razonamiento incluye precisamente argumentos orientados a la comprensión del problema del otro, a anticipar consecuencias físicas y emocionales que se puedan derivar de la acción de ayudar o no ayudar y argumentos como la satisfacción personal de actuar según los propios valores. Por el contrario las correlaciones son negativas con el razonamiento hedonista, centrado en el beneficio personal que se puede derivar de la acción y con el razonamiento orientado a buscar la aprobación de los demás propio de una menor madurez prosocial.

Percentiles por sexo para las puntuaciones en las subescalas del IRI

Los resultados del estudio de los percentiles se presentan también por separado para varones (véase Tabla 7) y mujeres (véase Tabla 8) dadas las diferencias de género constatadas inicialmente. La correspondencia en percentiles de las puntuaciones obtenidas en cada subescala del Interpersonal Reactivity Index puede ser de utilidad para aplicaciones posteriores del instrumento con muestras más reducidas. A partir de estas tablas podemos obtener el nivel alcanzado en los componentes cognitivos y emocionales de la empatía y por tanto conocer su disposición empática.

Conclusiones

El análisis de la fiabilidad de las cuatro subescalas que componen el Cuestionario de Empatía muestra índices distintos para cada una de ellas. A partir de los resultados obtenidos la que presenta una mayor consistencia interna y homogeneidad en su medida es la escala de Fantasía (FS) con un coeficiente alpha de 0.70, subiendo ligeramente a 0.71 en la muestra de mujeres. El resto de las escalas presentaron unos índices de consistencia interna menos elevados. En concreto la subescala de Preocupación Empática (EC) presentó un coeficiente alpha de 0.65, la subescala de Malestar Personal (PD) alcanzó un coeficiente alpha muy similar de 0.64. La subescala con un coeficiente más bajo es la Toma de Perspectiva (PT), con un alpha de 0.56. Se debe considerar que probablemente un aumento del número de ítems en estas escalas mejoraría sus índices de fiabilidad.

La validez del instrumento se constata por las correlaciones obtenidas especialmente entre las diferentes subescalas y la conducta prosocial por una parte, y también con el razonamiento internalizado. Estos resultados muestran una vez más la importancia de los procesos emocionales y cognitivos en la conducta prosocial. Además indican que la empatía está relacionada con la disposición prosocial y con los argumentos que el sujeto utiliza para decidir la conducta a llevar a cabo. En estudios realizados en poblaciones diferentes la empatía, evaluada a través del Interpersonal Reactivity Index (IRI) ha resultado ser un buen predictor de la conducta prosocial y por el contrario correlaciona inversamente con la agresividad (Mestre, Samper, Tur y Díez, 2001; Mestre, Frías, Samper y Tur, 2002; Mestre, Samper y Frías, 2002; Carlo, Raffaelli, Laible y Meyer, 1999; Eisenberg, Guthrie, Murphy et al., 1999; Eisenberg y Fabes, 1991). Por lo tanto, el IRI resulta ser un buen instrumento para evaluar los componentes de la empatía en población adolescente.

Las fuertes diferencias de género en las cuatro subescalas constatan una mayor disposición empática en la mujer, tal como aparece en los resultados del propio autor (Davis, 1983) y en los estudios dirigidos a establecer estas diferencias (Eisenberg y Lennon, 1983; Carlo, Raffaelli et al., 1999). Es necesario tener en cuenta estas diferencias al interpretar las puntuaciones obtenidas con la aplicación del instrumento, por ello se han realizado todos los análisis de fiabilidad y validez y también los percentiles separadamente para varones y mujeres.

Agradecimientos

Estudio subvencionado en un Proyecto I+D de la Conselleria de Cultura, Educación y Ciencia (2000-2001).

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