La revista Psicothema fue fundada en Asturias en 1989 y está editada conjuntamente por la Facultad y el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias. Publica cuatro números al año.
Se admiten trabajos tanto de investigación básica como aplicada, pertenecientes a cualquier ámbito de la Psicología, que previamente a su publicación son evaluados anónimamente por revisores externos.
Psicothema, 2003. Vol. Vol. 15 (nº 4). 667-672
Eliseo Chico Librán y J. M. Tous Ral*
Universidad Rovira i Virgili y * Universidad de Barcelona
El objeto del presente trabajo fue examinar la estructura factorial y la validez discriminante del Listado de Psicopatía de Hare Revisado (PCL-R, Hare, 1991), utilizando como muestra un grupo de internos de prisión. El PCL-R es una escala de 20 ítems que se puntúan después de una entrevista y utilizando el expediente del interno. Se identificaron dos factores en el PCL-R y esta estructura factorial replicó la solución bifactorial de estudios anteriores. Los ítems del factor 1 estaban más directamente relacionados con un conjunto de rasgos de personalidad considerados por muchos clínicos como el núcleo de la psicopatía, mientras que los ítems del factor 2 estaban más relacionados con características conductuales y con estilos de vida crónicamente más inestables y antisociales.
Factor structure and discriminant validity of the Hare Psychopathy Checklist-Revised. The aim of the present study was to examine the factor structure and discriminant validity of Hare’s Revised Psychopathy Checklist (PCL-R, Hare, 1991) in a group of Spanish male prison inmates. The PCL-R is a 20-item scale scored from interview and personal records. Two correlated factors were identified in the PCL-R, and this factor structure replicated the two-factor solution of previous studies. Factor-1 items were more related to a constellation of personality traits considered by many clinicians to be at the core of psychopathy, while Factor-2 items were more related to the behavioral features of a chronically unstable and anti-social life-style.
El concepto de psicopatía ha ocupado una notable posición en el campo de la Psiquiatría y de la Psicología social. Coincidiendo con esta posición, sin embargo, ha habido una persistente confusión en el uso del término, debido en parte a las tradiciones psiquiátricas que difieren en cuanto a la importancia relativa concedida a las variables conductuales o a los rasgos de personalidad (Pichot, 1978). De hecho, el concepto de Psicopatía y su relación diferencial con el desorden antisocial de la personalidad (APD) ha ido cambiando considerablemente en los últimos años (Sutker, 1994; Sutker, Bugg y West, 1993; Widiger y Frances, 1987). En este sentido, a veces, estos dos conceptos se han utilizado indistintamente, mientras que en otras ocasiones se han utilizado con diferentes significaciones. El primer constructo se ha asociado con conductas desviadas y criminales, tales como problemas tempranos de conducta o deficientes controles conductuales, y el segundo se ha asociado más directamente con características de personalidad, tales como crueldad, insensibilidad o falta de empatía (Windle y Dumenci, 1999). En cuanto al APD, autores como Blackburn (1988), Lykken (1995) y Stone (1993) han señalado la inadecuación de utilizar una única herramienta descriptiva para abarcar todo el rango de conductas y la necesidad de distinguir diferentes tipos de personalidades antisociales. En este sentido, Hare (1980), desarrollando el concepto clásico de Psicopatía de Cleckley (1976), distinguió dos tipos de psicópatas: a) primario, que sería el psicópata prototípico descrito por Cleckley –egoísta, manipulativo, cruel y calloso–; y b) secundario, que presenta conductas antisociales, agresivo, aunque sufre serias frustraciones emocionales y conflictos internos.
La distinción entre psicópata primario y secundario es crucial para entender las diferencias individuales subyacentes a la conducta antisocial agresiva. El concepto de psicópata primario, de acuerdo con la visión de Cleckley (1976) de personalidad psicopática, incluiría a gente extremadamente egoísta y manipulativa, que utilizan a los otros de una manera cruel e insensible. El concepto original de Cleckley de Psicopatía se amplió más tarde para incluir conductas antisociales, impulsivas y desviadas, más típicas del psicópata secundario (Harpur, Hare y Hakstian, 1989; Levenson, Kiehl y Fitzpatrick, 1995; Salekin, Rogers y Sewel, 1996). De todas formas, parece que hay un considerable número de aspectos que permiten distinguir entre psicópata primario y secundario, tanto en estudios de laboratorio (ver Lykken, 1995, para una revisión más extensa), como en estudios sobre rasgos de personalidad (Lilienfeld, 1998).
Distintos autores (Lykken, 1995; Newman, Schmitt y Voss, 1993; Newman y Wallace, 1993) han señalado sustratos biológicos diferentes en los psicópatas primarios y secundarios. En este sentido, los psicópatas primarios parecen tener un débil o insensible Sistema de Inhibición Conductual (BIS), que está asociado con miedo, inhibición conductual y conductas de evitación pasiva. Por otra parte, los psicópatas secundarios exhiben un exceso en el Sistema de Activación Conductual (BAS), que está asociado con el premio, la recompensa, la activación de conductas de acercamiento y evitación del dolor (Lykken, 1995).
Eysenck (1977) señaló que los psicópatas puntuarían más alto en sus tres dimensiones básicas: Extroversión (E), Neuroticismo (N) y Psicoticismo (P). La arousabilidad crónicamente menos activada de los extravertidos y la inestabilidad del sistema nervioso autónomo en los neuróticos produce un bajo nivel de socialización en los neuróticos extravertidos. Además, Eysenck (1976, 1985) predijo puntuaciones más altas en psicoticismo en el caso de los psicópatas, basado en una relación genética entre psicosis y psicopatía, aunque este tipo de relación ha sido criticado por Zuckerman (1989). Newman y Kosson (1986) han encontrado que los delincuentes puntuaban más alto que los no delincuentes solamente en psicoticismo. Hare (1982) y Harpur, Hare y Hakstian (1989) han señalado que la variable de psicoticismo era la única variable que correlacionaba con las puntuaciones totales obtenidas en el Listado de Psicopatía de Hare (1980). Similares resultados presentaron Klinteberg, Humble y Schalling (1992).
En las últimas décadas, el Listado de Psicopatía (PCL, Hare, 1980) y la subsiguiente versión revisada (PCL-R, Hare, 1991) se ha utilizado como el instrumento estándar más habitual de cara a medir el constructo de Psicopatía. El test completo puede proporcionar una estimación de orden superior de este constructo basado en dos aspectos del desorden psicopático de personalidad, es decir, características personales y conductuales (Hare y otros, 1990; Harpur, Hare y Hakstian, 1989; Windle y Dumenci, 1999). El primer factor está relacionado con un conjunto de características de personalidad que, según la mayoría de clínicos, constituyen la esencia de la Psicopatía (Hare, Harpur, Hakstian y Newman, 1990; Harpur, Hare y Hakstian, 1989; Windle y Dumenci, 1999). Las características a que hace referencia este factor son: crueldad, insensibilidad, manipulación cruel y callosa de los otros, falta de empatía, egoísmo, falta de afecto, etc. El segundo factor hace referencia más bien a características de naturaleza más conductual, relacionadas con el proceso de socialización, tales como estilo de vida crónicamente inestable y antisocial, necesidad de estimulación, bajo nivel de control conductual, falta de objetivo a medio y largo plazo y delincuencia juvenil.
Los objetivos principales de este estudio son: a) determinar si el PCL-R se compone de dos factores; b) determinar si el factor 1 engloba a una serie de rasgos de personalidad que se pueden considerar como características de Psicopatía, y si el factor 2 hace referencia a conductas socialmente inadecuadas, que indican impulsividad y estilos de vida inestable y antisocial; y c) determinar la validez discriminante de la versión española del PCL-R.
Método
Participantes
El grupo de participantes en el presente estudio estaba compuesto por 305 internos presos en el Centro Penitenciario de Tarragona. Tenían una media de edad de 19,9 y una desviación típica de 3,8. El rango de edad fue entre 18 y 30 años. La participación fue voluntaria y ninguno de los internos que participó en el estudio estaba diagnosticado ni había sido diagnosticado de desorden psiquiátrico. Todas las pruebas fueron administradas de forma individual. Solamente se utilizaron dos criterios a la hora de seleccionar a los reclusos: a) que tuviesen una edad entre 18 y 30 años; y b) que tuvieran un nivel de lectura comprensiva adecuada.
Instrumentos
En este estudio se utilizaron los siguientes instrumentos:
El Listado de Psicopatía de Hare-Revisado (PCL-R; Hare, 1991). En este trabajo se ha utilizado la versión española de Moltó, Poy y Torrubia (2000), que muestra una elevada fiabilidad y una buena consistencia interna (alfa de Cronbach de .85 y una correlación media inter ítems de .22). Valores similares a los obtenidos por Hare (1991), que obtuvo un alfa de Cronbach de .87 y una correlación media inter ítems de .26. Los resultados de la estructura factorial también replican la solución bifactorial observada en estudios anteriores. Los resultados obtenidos por Moltó, Poy y Torrubia (2000) confirman las características psicométricas de la versión española del PCL-R, considerándose una buena medida fiable y válida de Psicopatía en la población española. El PCL-R consta de 20 ítems cuya puntuación viene determinada por el psicólogo que, en este caso concreto, utilizó documentos personales de los internos, más una entrevista semiestructurada. El experto entrevistador puntuaba los ítems con un 0 (el entrevistador consideraba que la conducta en cuestión está totalmente ausente en el interno), 1 (el entrevistador consideraba que la conducta en cuestión podía estar presente en el interno, aunque no estaba totalmente seguro), o 2 (el entrevistador estaba totalmente seguro que la conducta en cuestión estaba presente en el interno).
La Escala de Desviación Psicopática (Pd) del MMPI (McKinley y Hathaway, 1944). Esta escala consta de 50 ítems, que intentan medir el desorden psicopático de personalidad. Desde la década de los 40, la Escala de Desviación Psicopática del MMPI se ha utilizado para medir el desorden psicopático de personalidad. Cottle (1950) señaló una fiabilidad test-retest de .80. La persona antisocial que describe esta escala tiene un bajo nivel de relaciones sociales, es castigado por otras personas y es insensible a la estimación aversiva. Esta escala ha mostrado su utilidad a la hora de diferenciar psicópatas e internos en prisión con Trastorno Antisocial de la Personalidad, de acuerdo con el Manuel Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales (3ª edición, American Psychiatric Association, 1980). Hare (1970) encontró que los prisioneros psicópatas puntuaban más alto en esta escala que los no psicópatas.
La subescala de Psicoticismo (P) del Cuestionario de Personalidad de Eysenck Revisado (EPQ-R; Eysenck, Eysenck y Barrett, 1985). Se utilizó la versión española de Aguilar, Tous y Andrés (1990), que señalan una fiabilidad de .87 y .80 para hombres y mujeres, respectivamente.
Procedimiento
Las escalas P y Pd se administraron de forma individual. Además, cada uno de los presos se sometió a una entrevista semiestructurada de cara a obtener las puntuaciones del PCL-R. La puntuación asignada a cada preso para cada uno de los 20 ítems del PCL-R no vino solamente determinada por los datos obtenidos en la entrevista, sino también en función de su conducta penitenciaria, que aparecía en los archivos personales de los presos. Existe en prisión un archivo personal de cada interno que muestra, entre otros datos, la edad del primer ingreso en prisión, el número de ingresos en prisión, su tipología delictiva, el número y el tipo de faltas disciplinarias, el tipo de condena recibido, etc.
La existencia de archivos personales de cada uno de los internos y poder acceder a su información sin ningún tipo de trabas, además de las puntuaciones obtenidas en las dos escalas mencionadas más arriba (P y Pd), permitió obtener los siguientes datos respecto a variables demográficas y sociales: a) edad de su primer ingreso en prisión; b) el número de ingresos en prisión en función de los delitos cometidos; c) tipología delictiva (gravedad de los delitos). Los presos fueron puntuados en esta variable según la siguiente escala: 0 (delitos no violentos: hurto, robos sin violencia, fraude, etc.); 1 (delitos que suponen un cierto grado de violencia: robos con fuerza, robos violentos, asaltos sin elevada violencia, etc.); y 2 (delitos más violentos: robos con armas, homicidios, asesinatos, violaciones, etc.). Los presos se clasificaron en esta variable en función del delito más grave que hubiesen cometido; d) conducta en prisión. En esta variable los presos se clasificaron de la siguiente forma: 0 (presos que no tenían sanciones disciplinarias), 1 (presos que tenían solamente sanciones leves y como máximo una sola sanción considerada grave), y 2 (presos que habían cometido más de una sanción grave o sanción muy grave).
Todas las pruebas, entrevistas y selección de los distintos datos referentes a las variables demográficas y sociales fueron realizadas por el primer autor del trabajo, que en ese momento era funcionario dependiente de la Dirección General de Servicios Penitenciarios de la Generalitat de Cataluña y trabajaba como psicólogo en el Centro Penitenciario y, por lo tanto, tenía acceso directo y libre a todos los expedientes de cada uno de los internos del Centro. La administración de las distintas escalas y su corrección se realizó antes de la consulta a los expedientes de los internos. Por otra parte conviene señalar que la administración de las distintas pruebas se llevó a cabo de forma individual y siempre en dos sesiones.
Método
Análisis de datos
En un primer lugar se llevó a cabo un análisis preliminar de las distintas variables, y posteriormente se va a recoger evidencia de la validez de la prueba en varias direcciones. Primero, se va a evaluar la estructura interna del test realizando un análisis factorial que permita confirmar o no la solución bifactorial obtenida anteriormente en las dos versiones de la prueba. Segundo, se va a estudiar su relación con otras variables relevantes desde el punto de vista teórico, examinando para ello la matriz de correlación entre esta variable y otras de su red nomológica. Tercero, se va a evaluar la capacidad discriminativa de la prueba, viendo si se observan diferencias estadísticamente significativas en variables relacionadas con la vida penitenciaria del sujeto atendiendo a sus puntuaciones (altas o bajas) en la prueba evaluada, mediante pruebas de significación de diferencias de medias y análisis de tablas de contingencias bidimensionales.
Los análisis se llevaron a cabo utilizando las puntuaciones de los presos en el PCL-R, en psicoticismo (P), en desviación psicopática (Pd) y en función de las siguientes variables demográficas y sociales: edad del primer ingreso en prisión, número de ingresos, tipología delictiva y conducta penitenciaria. De cara a realizar los distintos análisis y comparaciones, el grupo total de presos se dividió en dos grupos: Grupo 1 (n= 157), estaba compuesto por presos que tenían puntuaciones por debajo de la media en la escala del PCL-R, y el Grupo 2 (n= 148), que englobaba a aquellos presos que habían obtenido puntuaciones en la escala PCL-R por encima de la media. Dado que la distribución de las puntuaciones del PCL-R era más bien normal, dividimos el grupo total en función de la puntuación media.
Resultados
La Tabla 1 muestra las medias y desviaciones típicas de cada una de las medidas en los dos grupos (altos y bajos en la puntuación del PCL-R), así como la comparación de medias mediante la prueba t de Student y la significación estadística de las distintas variables. Hubo diferencias significativas en todas y cada una de las variables en función de las puntuaciones bajas y altas en el PCL-R. Los presos que habían puntuado alto en el PCL-R puntuaron significativamente más alto en desviación psicopática, psicoticismo, número de ingresos en prisión y eran más jóvenes cuando ingresaron por primera vez en prisión.
Para las variables discretas (tipología delictiva y conducta en prisión) se utilizó el chi-cuadrado para determinar si existen diferencias entre estas variables discretas y la puntuación en el PCL-R. Ambas variables estaban claramente relacionadas con la puntuación en el PCL-R: χ2(2, N= 305)= 89.56, p= .000, y χ2(1, N= 305)= 61.38, p= .000, respectivamente, para la tipología delectiva y para la conducta en prisión. Las diferencias observadas en la tabla de contingencias fueron en la dirección esperada, esto es, las puntuaciones altas en el PCL-R estaban relacionadas con la frecuencia más alta de puntuaciones altas en tipología delictiva y conducta en prisión.
La consistencia interna del PCL-R, medida mediante el coeficiente alfa de Cronbach y la correlación media inter-ítems, fue de .86 y .24, respectivamente, valores que son muy similares a los obtenidos por Hare (1991). Los coeficientes alfa para los factores 1 y 2 fueron de .80 y .95, respectivamente.
De cara a analizar la estructura factorial de modo exploratorio, se llevó a cabo un análisis factorial. Los resultados obtenidos del test de Kaiser-Meyer-Olkin fueron: KMO= .88, y el test de esfericidad de Barlett= 3291.7038, p= .0000, valores que muestran que la matriz de la correlación no era una matriz identidad. Se aplicó el Test de Mínima Correlación Parcial Promediada de Velicer (1976) (MAP), obteniendo un valor de mínima correlación promediada al cuadrado de .0171 para una solución de dos factores, que indica una solución bifactorial. Se utilizó el MAP de Velicer debido a que funciona mejor, tiene una mejor fundamentación teórica que criterios arbitrales como los valores propios mayores que uno. Por otra parte, los estudios de simulación muestran que es uno de los mejores métodos para evaluar la dimensionalidad a partir de una matriz de datos.
Se eligió el método de extracción de mínimos cuadrados para la solución factorial, considerado como el método computacionalmente más simple y el más adecuado cuando el número de ítems es relativamente alto y el tamaño del grupo no es demasiado grande. Como indicadores de la bondad de ajuste se utilizó la Raíz Media Cuadrática de los Residuales (RMSR) y la Raíz Media Cuadrática Parcial de la Residuales (RMSPR), obteniendo valores de .05 y .09, respectivamente. Se llevó a cabo una rotación oblicua (método oblimin), como una aproximación a la estructura simple. Nos decantamos por la rotación oblicua por las siguientes razones: a) asumimos que los dos teóricos factores estaban correlacionados (Hare obtuvo una correlación de .55 en 1991); y b) otros autores también han utilizado una rotación oblicua (Hare, Harpur, Hakstian y Newman, 1990; Windle y Dumenci, 1999). El análisis reveló la existencia de dos factores claramente identificables, que explicaban un total de 51.8% de varianza (el factor 1, 32.6% y el factor 2, 19.2%). En la Tabla 2 se presentan las cargas factoriales de los 20 ítems correspondientes a cada uno de los dos factores. El Factor 1 agrupa a un conjunto de características que están directamente relacionadas con características endógenas de personalidad. El Factor 2 hace referencia fundamentalmente a características de personalidad que están más directamente asociadas con el proceso de socialización y que consideramos como características exógenas de personalidad. Estos resultados revelan una correlación inter-factor de .20, indicando algún grado de dependencia entre los dos factores, aunque no tan elevado como el .55 encontrado por Hare (1991)
De cara a valorar la validez convergente de la versión española del PCL-R se registraron las correlaciones entre el PCL-R, otras medidas de personalidad (psicoticismo y desviación psicopática) y medidas demográficas y sociales. Estas correlaciones se muestran en la Tabla 3. A partir de los resultados obtenidos se pueden sacar algunas conclusiones: a) la edad del primer ingreso en prisión correlacionó negativa y significativamente con las otras variables; b) las correlaciones relativamente altas obtenidas entre los diferentes instrumentos parecen confirmar la validez convergente del PCL-R.
De cara a determinar los efectos de las variables de personalidad y las variables sociales sobre la puntuación en el PCL-R se llevó a cabo un análisis de regresión múltiple, utilizando como variables predictoras la puntuación en Desviación psicopática (Pd), la puntuación en Psicoticismo (P), la edad del primer ingreso en prisión, número de ingresos en prisión, tipología delictiva y conducta en prisión, y como variables criterio la puntuación en el PCL-R. Los resultados indicaron una correlación múltiple elevada (Rc2 = .27, F(5, 300)= 37.84, p= .000) entre las variables predictoras y la puntuación en el PCL-R. La Tabla 4 muestra los datos de la regresión más relevantes.
Discusión
Primero, parece que las características psicométricas de la versión española del PCL-R son similares a las características de la versión original. Por consiguiente, se puede considerar al PCL-R un instrumento relativamente válido y fiable de cara a determinar niveles de Psicopatía en poblaciones criminales. De hecho, nuestros resultados revelan una relación entre las puntuaciones en el Factor 1 del PCL-R y los cuestionarios de personalidad (psicoticismo y desviación psicopática). Los resultados, pues, parecen indicar una adecuada fiabilidad y validez predictiva del PCL-R.
Los resultados de los análisis factoriales indican la existencia de dos factores. Y tal y como hemos señalado, el primer factor incluye características endógenas de personalidad y el segundo factor incluye características conductuales o exógenas de personalidad. Los ítems del factor 1 discriminan mejor y parecen que están más relacionados con los rasgos de personalidad y están más directamente relacionados con las características del desorden de personalidad (Cleckley, 1976).
Aunque Hare (1991) pensaba que el desorden psicopático de personalidad se debía considerar como un constructo de orden superior basado en dos constructos subordinados, parece claro que estos dos constructos no son igualmente importantes. Nuestros resultados apoyan el punto de vista clínico de que el factor 1 es más prototipo de psicopatía que el factor 2. Estos resultados indican que son los factores de personalidad, por encima de los factores de socialización, los más directamente responsables de las conductas agresivas, violentas y criminales.
En cuanto a otros aspectos, los resultados de nuestro estudio y los obtenidos por otros autores (Cooke y Michie, 1997; Windle y Dumenci, 1999) pueden tener alguna implicación en la clasificación que se hace en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes de Personalidad (American Psychiatric Association, 1994). Mientras en las dos primeras ediciones del DSM (1952, 1968), las definiciones del desorden antisocial de personalidad estaba basado más en rasgos de personalidad, en las siguientes versiones del DSM (1980, 1987) ha habido un cambio en los criterios diagnósticos, basándose más en conductas observables. Este nuevo enfoque puede servir para incrementar la fiabilidad en la evaluación del desorden de personalidad, pero, al mismo tiempo, parece que excluye distintos síntomas clínicos considerados centrales en la Psicopatía, tales como crueldad, falta de empatía, manipulación cruel de los otros, etc.
Por otra parte, como señalan Windle y Dumenci (1999), la representación bifactorial puede ser de una gran significación en el campo del tratamiento diferencial. En este sentido, Stone (1993) comparó varios subgrupos de individuos con respecto al tratamiento diferencial: a) individuos solamente altos en características de personalidad; b) individuos altos solamente en características conductuales; y c) individuos altos tanto en características personales como en características conductuales de Psicopatía. Desde el punto de vista terapéutico, las terapias basadas en el establecimiento de una buena relación interpersonal terapeuta-paciente puede que no sean tan efectivas en el caso de los psicópatas primarios, es decir, en los que puntúan alto en el factor 1. Sin embargo, una terapia combinada con el uso de agentes farmacológicos puede ser efectiva en el caso de psicópatas secundarios, es decir, aquellos que puntúan alto en el factor 2, en los que son frecuentes los problemas de ansiedad. En cualquier caso, se necesitan más estudios para valorar la importancia de estos dos factores en una intervención hipotéticamente clínica.
El PCL-R parece, pues, que es un instrumento útil de cara a una evaluación fiable del constructo de Psicopatía en poblaciones criminales, y una alternativa bastante razonable a otros procedimientos a veces difíciles y de diagnóstico subjetivo que ocasionalmente se utilizan. No obstante, existe alguna duda en cuanto a si el PCL-R se puede utilizar para evaluar Psicopatía en poblaciones que no están en prisión o poblaciones no criminales, dado que, aunque los 20 ítems del PCL-R se pueden aplicar a los psicópatas que consiguen evadir la justicia criminal, en estos casos, es difícil recoger suficiente información que nos permita rellenar los ítems de forma satisfactoria.
En general, los resultados del presente estudio sugieren que el PCL-R se puede considerar como un adecuado instrumento de cara a medir el constructo de Psicopatía en poblaciones españolas ingresadas en prisión. No obstante, se necesitan más estudios antes de poder adelantar conclusiones definitivas sobre las posibles relaciones que pueda haber entre el PCL-R, algunas variables de personalidad y otras diferentes medidas sociales y demográficas.
Finalmente, podemos señalar que, dado que el grupo de presos fue elegido en función de dos variables: rango de edad entre 18 y 30 años y un adecuado nivel de lectura comprensiva, los datos obtenidos en este estudio se pueden razonablemente aplicar a la población de presos españoles que cumpla estos requisitos, que actualmente es un porcentaje bastante elevado.
Agradecimientos
Este trabajo ha sido realizado gracias un proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, con la colaboración del Fondo Europeo para el desarrollo de las Regiones (SEC 2001 - 3821 - C05 - C02).
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